La metodología de la profesora de enseñanza media, Fabiola Bolaño, ha contribuido a reencantar a sus estudiantes con la asignatura. Tanto ha sido su éxito, que muchos de sus alumnos del Colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez, de Arica, que cuenta con un 90% de vulnerabilidad, han logrado obtener puntajes destacados en matemáticas en la PSU. En el SIMCE, los alumnos de 2°y 3° medio obtuvieron 335 puntos a nivel regional en su asignatura.
La metodología de la profesora de enseñanza media, Fabiola Bolaño, ha contribuido a reencantar a sus estudiantes con la asignatura. Tanto ha sido su éxito, que muchos de sus alumnos del Colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez, de Arica, que cuenta con un 90% de vulnerabilidad, han logrado obtener puntajes destacados en matemáticas en la PSU. En el SIMCE, los alumnos de 2°y 3° medio obtuvieron 335 puntos a nivel regional en su asignatura.
Según esta profesora las matemáticas son fundamentales tanto para el desarrollo intelectual de una persona como en el ámbito del razonamiento de los individuos y de la sociedad. A raíz de ello, está convencida de que los docentes son quienes guían a sus estudiantes más allá del cuaderno, pues deben ser capaces de transportarlos a la práctica diaria y potenciarlos al máximo.
Sus clases son de una total vinculación emocional con sus alumnos, lo que se traduce a una atención completa de ellos hacia su maestra. Ella tiene la clara convicción de que todos pueden aprender matemáticas. “Yo decidí ser docente por vocación, por amor al servicio social y porque desde que era estudiante les enseñaba a mis compañeros, eso me apasionaba”. Fabiola, quiere transmitir esa fuerza a sus alumnos, quiere que se apasionen con la disciplina que imparte.
Educando desde la cercanía
La profesora con más de 10 años de experiencia, no posee una fórmula tan sofisticada para encantar a los adolescentes con las matemáticas. Su estrategia se basa en la constancia y en cómo ella construye sus clases adaptadas al aprendizaje y a las necesidades de cada estudiante.
Una metodología que aplica regularmente son las guías de trabajo. A lo largo del curso les entrega a los alumnos dos guías, que van de menor a mayor dificultad. Una refuerza un contenido específico, mientras que la otra consta solamente de ejercicios, esta última es revisada todos los días, tomando siempre en cuenta el ritmo de aprendizaje de cada alumno.
Las evaluaciones son diarias, consideran en cuenta la participación en clase y además la docente aplica al final de la jornada, un breve cuestionario relativo a todo lo enseñado. Así puede evaluar lo que los alumnos han aprendido en el aula y se evita llegar a la evaluación final del curso con problemas de contenidos.
“Cuando ellos van cumpliendo metas, se dan cuenta de que son capaces de lograr resultados concretos, ese sentimiento de triunfo influye directamente en la autoestima del estudiante y eso para mí es la clave”, agrega Fabiola, al tiempo que aclara que no permite el uso de los celulares en sus clases, porque cree que el dispositivo es un elemento de distracción ante el aprendizaje y no un beneficio.
El reportaje completo en la Revista de Educación N°385.