El Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, la Universidad Alberto Hurtado y la mesa de patrimonio creada por la comunidad cultora presentaron los resultados de una investigación participativa sobre el Circo Tradicional Chileno, el que está presente en el Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial desde el año 2019.
El Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, la Universidad Alberto Hurtado y la mesa de patrimonio creada por la comunidad cultora presentaron los resultados de una investigación participativa sobre el Circo Tradicional Chileno, el que está presente en el Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial desde el año 2019.
Video con los resultados de la investigación sobre el Circo Tradicional Chileno:
“Hemos descubierto que el circo tradicional chileno es el arte que, entre todo el campo de la creación nacional, tiene la mayor presencia a nivel planetario. Sus cultores, nacidos al alero de las carpas de nuestro país, se mueven sin dificultad por el mundo. Los encontramos en Egipto, Hungría, Finlandia, Japón, Rusia, México, Canadá, Latinoamérica, e incluso, en la principal ciudad islámica de China, Yinchuan (ciudad esta última a la que los propios ciudadanos chinos deben entrar con un salvoconducto). Pero, al mismo tiempo, están en Santa Cruz, Florida, Collico, Cunco, Panimávida, Cumpeo e incontables otros lugares de nuestro territorio”, señala Juan Carlos Skewes, académico del Departamento de Antropología de la Universidad Alberto Hurtado (UAH) y director del Magíster en Antropologías Latinoamericanas, a propósito de una reciente investigación acerca del Circo Tradicional en Chile.
Esta fue posible luego de meses de trabajo colectivo, y tras convocar a más de 400 artistas del Circo Tradicional para el levantamiento de información y análisis: es así como el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, la Universidad Alberto Hurtado y la mesa de patrimonio creada por la comunidad cultora dieron a conocer el martes 23 de noviembre los resultados de dicha investigación.
BREVE MUESTRA DE LOS RESULTADOS
Durante la presentación, la decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAH, Paulette Landon, destacó el trabajo realizado por el equipo de investigación compuesto por miembros del departamento de Antropología UAH y por la comunidad circense y que contó con el apoyo de la subdirección de Patrimonio Cultural Inmaterial, el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. “Nos parece esencial poner en valor a la comunidad circense conformada por familias que desempeñan en este arte del espectáculo un modo de vida que busca proteger sus tradiciones, valores (…) Para las ciencias sociales, muy especialmente para la antropología, este tipo de investigaciones participativas son de gran importancia porque ponen en valor a los actores, los contextos y sus realidades”, señaló.
Los resultados de la investigación se exhibieron en un video explicativo con la voz de Juan Carlos Skewes. Allí se señala que “la fuerza del Circo radica en su capacidad de inventar un espectáculo en el que todas y todos encuentran un lugar”. Para finalizar puntualiza que “el circo tradicional en Chile es un tesoro y es tarea nuestra, como país, no solo protegerlo, sino que enorgullecernos de un arte ejercitado por culturas y cultores nacionales tanto en los confines más distantes del planeta como, al mismo tiempo, en los caseríos más apartados del país”.
Algunos resultados de esta investigación son los siguientes:
En la presentación de la investigación se destaca que el Circo es una institución autónoma y autogestionada, que “ha servido en tiempos de emergencia nacional acogiendo a los desamparados y alegrando la infancia. En su momento fue el principal hogar sustituto para los niños huérfanos. Desde la matanza de Iquique hasta el último terremoto ha dado cobijo a los más necesitados”. Y se puso énfasis en que “también es un modo de vida en el que se reconocen linajes familiares, que han ejercido el oficio por generaciones, oficios que se han transmitido oralmente y que les han permitido adentrarse en pueblos y ciudades. En otras palabras, el circo es un oficio que se crea y administra a través de linajes familiares”.
NECESIDAD DE SALVAGUARDIA
El estudio, además, identifica algunas amenazas que se cierne sobre el Circo Tradicional como el desconocimiento por parte de la población chilena acerca de la realidad del Circo, la confusión con el “Circo Social” que es otro tipo de expresión artística y la falta de espacios disponibles para esta actividad, entre otros.
En ese contexto, propone orientaciones de salvaguardia vinculadas con el reconocimiento y resguardo de los mecanismos de transmisión de esta arte escénica. Es así como se sugieren medidas prácticas como la concesión de espacios públicos para los circos y la homogenización de las normativas que se aplican al Circo, pero también se sugieren otras medidas más sustantivas:
Desde el equipo investigador señalan que “el Circo Tradicional en Chile está en el corazón del país. Sin embargo, no existe el mismo conocimiento de la comunidad y vida circenses y, muchas veces, está mediado por prejuicios. La inclusión del circo en el Registro del Patrimonio Cultural Inmaterial es un primer paso en el reconocimiento de una tradición más que centenaria que cabe al país valorar, resguardar y promover. La incorporación del circo tradicional al inventario patrimonio inmaterial, luego de la investigación participativa cuyos resultados se dieron a conocer, aporta en esa salvaguardia. Conversar por zoom con dos cultores en Hungría o con una artista que vuelve de actuar en una de las pocas ciudades islámicas de la China son testimonios elocuentes de la proyección que el Circo Tradicional en Chile tiene a nivel mundial, proyección que no tiene ninguna otra institución cultural del país. Por otra parte, una comunidad que puede trazar su historia a través de seis generaciones y mantener su vigencia es algo de lo cual con legítimo orgullo puede ufanarse el circo tradicional en el país”.
POR QUÉ ES UN PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL
El Circo Tradicional de Chile ingresó al Registro de Patrimonio Inmaterial en abril del año 2019 y considera una gran variedad de conocimientos, técnicas, prácticas y tradiciones, que han sido transmitidos de una generación a otra por más de dos siglos.
A diferencia de otras formas del circo moderno, el circo con tradición familiar da cuenta de una identidad propia que se estructura en una espacialidad única, asociada a la carpa, la pista, las casas rodantes, y otros elementos. En estos espacios tiene lugar la función y la vida en general, definiendo un sitio cultural comprendido como trashumante.
Es una comunidad cuyo modo de vida aclanado o colectivo -se agrupan en torno a clanes familiares- se traduce en una instancia protectora de sus tradiciones y valores, además de ser fuertemente solidario.
Como parte del Proceso para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial en Chile, el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural ha establecido convenios de colaboración y transferencia de recursos con varias instituciones, entre ellas la Universidad Alberto Hurtado. Estas alianzas estipulan como objetivos: actividades y productos relacionados con investigaciones participativas de elementos insertos en el Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial; diseño de planes de salvaguardia de elementos incorporados en el Inventario de Patrimonio Cultural Inmaterial, también diseño e implementación de actividades de sensibilización y educación patrimonial.
Por lo tanto, la reciente investigación participativa es una etapa del proceso para la salvaguardia que implementa el Estado de Chile para la gestión del patrimonio cultural inmaterial, donde se levanta información –de manera participativa- que permite la contextualización, descripción y caracterización de una práctica o manifestación presente en el Registro de Patrimonio Cultural Inmaterial. Estos resultados son centrales para el diseño de medidas, planes y estrategias de salvaguardia.
“El circo está hecho de paradojas (como la cara del payaso en la que se pinta al mismo tiempo la sonrisa y la tristeza). Descubrimos que el circo era una ciudad en movimiento. Traslada por todo el país su arte sobre ruedas, llevando consigo no solo los talentos artísticos sino que también los oficios que mantienen esa ciudad en movimiento.
No les fue difícil enfrentar la pandemia. Al cariño de la gente, se suma la posibilidad de ofrecer sus productos y servicios en los pueblos en que quedan estacionados. A las manzanas confitadas y cabritas, se suman los trabajos de gasfitería, mueblería, soldaduras, instalación de carpas, entre muchos otros.
A pesar de lo muy querido que es el circo, es el arte menos conocido. El circo es un manojo de talentos que solo se puede conservar a través de la preocupación constante por el cuerpo y sus habilidades, por una red familiar extensa que incluye linajes de hasta siete e incluso más generaciones de ascendientes (lo que resulta algo imposible para la mayor parte del país) y de la confianza absoluta en los pares en los momentos críticos (el o la acróbata depende para todos los efectos de la mano que la recibe, aunque se hubiesen enojando la noche anterior).
Es un arte que pone en evidencia los prejuicios de la sociedad chilena. Ejemplos de ello son: la no consideración del circo – la madre de todas las artes – como un arte stricto sensu. No hay un premio nacional de arte para un artista circense. Los prejuicios se evidencian, una segunda ilustración, en la forma como se enjuicia el cuerpo de la acróbata en contraste con la admiración que se reserva para una bailarina de ballet, o la atención que recibe un niño violinista y la crítica solapada que recae sobre un niño en la pista. Al circo se considera pobre cuando no lo es. Y palabras como “payaso” o “payasada” se hacen parte de un léxico nacional que bien correspondería etiquetar como discriminatorio”.
Juan Carlos Skewes, académico del Departamento de Antropología Universidad Alberto Hurtado.