Las disciplinas premiadas este año: Ciencias de la Educación, Artes de la Representación y Audiovisuales, Ciencias Exactas, Artes Plásticas, Periodismo, Humanidades y Ciencias Sociales. Los galardonados con los Premios Nacionales ya hicieron su estreno. Un astrónomo con un asteroide que lleva su nombre, un profesor que ha sido un servidor de la educación pública y […]
Las disciplinas premiadas este año: Ciencias de la Educación, Artes de la Representación y Audiovisuales, Ciencias Exactas, Artes Plásticas, Periodismo, Humanidades y Ciencias Sociales.
Los galardonados con los Premios Nacionales ya hicieron su estreno. Un astrónomo con un asteroide que lleva su nombre, un profesor que ha sido un servidor de la educación pública y un artista que llegó a Chile a bordo del Winnipeg huyendo de la Guerra Civil Española, son sólo una muestra de quiénes fueron seleccionados para llevar con orgullo esta distinción otorgada por el estado de Chile, a través del Ministerio de Educación.
Estos reconocimientos a quienes destacan por su trayectoria profesional, creatividad y aporte relevante al desarrollo de distintas disciplinas se otorgan desde 1942, cuando se establecieron los Premios Nacionales de Literatura y de Arte. Sólo 50 años después, su entrega comenzó a estar regida por la Ley N° 19.169, promulgada el 22 de septiembre de 1992.
En total, son 11 distinciones que se otorgan bianualmente. En años pares, se confieren los reconocimientos de Literatura, Ciencias Naturales, de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, de Historia y de Artes Musicales; mientras que en los impares se entregan los de Ciencias de la Educación, de Artes de la Representación y Audiovisuales, de Ciencias Exactas, de Artes Plásticas y de Humanidades y de Ciencias Sociales.
Los Premios Nacionales: Literatura y Arte
La precaria situación en la que vivían los escritores chilenos, incapaces de subsistir con derechos editoriales, motivó a la Sociedad de Escritores a impulsar lo que se constituiría en el Premio Nacional en Chile: el de Literatura.
Respaldada por un grupo de parlamentarios de avanzada y un grupo de intelectuales con cargos en el gobierno, la Sociedad de Escritores se abocó durante el transcurso de 1940 a la tarea de preparar un pre-proyecto de ley que concretara estas ideas. Éste llegó a manos del presidente Pedro Aguirre Cerda, quien fue su más comprometido defensor, ordenando redactar la ley que instituyera dicha distinción. Sin embargo, falleció antes de terminar su tan ansiado proyecto.
El Premio Nacional de Literatura tuvo entonces, que esperar hasta el gobierno de Juan Antonio Ríos para convertirse en ley de la república. Así, la Ley N° 7368, promulgada el 9 de noviembre de 1942 por el Presidente Ríos, dejó constancia de la institucionalización del Premio Nacional como homenaje al centenario del Movimiento Literario de 1842.
El primer escritor en ser galardonado fue Augusto D’Halmar, en 1942. Luego vendrían Pablo Neruda en 1945, José Santos González Vera en 1950, Gabriela Mistral en 1951, Manuel Rojas en 1957, Marta Brunet en 1961, Nicanor Parra en 1969, Carlos Droguett en 1970, Eduardo Anguita en 1988, Armando Uribe en 2004, entre muchos otros.
Por otra parte, el Premio nacional de Arte también fue creado por la Ley N° 7.368, promulgada el 9 de noviembre de 1942. Se entregó anualmente entre 1944 y 1991; y alternaba la mención entre pintura o escultura, música y teatro.
Los primeros galardonados con el Premio Nacional de Arte fueron: Pablo Burchard Eggeling en 1944 (Pintura); Pedro Humberto Allende Sarón en 1945 (Música); Alejandro Flores Pinaud en 1946 (Teatro); Pedro Reszka Moreau (Pintura) en 1947; Enrique Soro Barriga en 1948 (Música); Rafael Frontaura de la Fuente en 1949 (Teatro) y Camilo Mori Serrano en 1950 (Pintura).
Luego, surgirían el Premio Nacional de Periodismo en 1954; el de Historia en 1974; el de Ciencias de la educación en 1981 y el de Ciencias entre 1969 y 1991.
En 1992, La Ley N° 19.169 estableció que el Premio Nacional de Arte fuera reemplazado por los Premios Nacionales de Artes Plásticas, Artes Musicales y Artes de Representación y Audiovisuales. Asimismo, el Premio Nacional de Ciencias fue reemplazado por el de Ciencias Exactas. Además, esta ley -actualmente vigente- creó los reconocimientos en Ciencias Naturales; Ciencias Aplicadas y Tecnológicas; y Humanidades y Ciencias Sociales, destinados a reconocer la obra de chilenos que se hayan destacado por su excelencia, creatividad, aporte a cultura nacional y al desarrollo de dichas áreas.
Las disciplinas premiadas este año: Ciencias de la Educación, Artes de la Representación y Audiovisuales, Ciencias Exactas, Artes Plásticas, Periodismo, Humanidades y Ciencias Sociales.
Premio Nacional de Educación 2015: Iván Núñez Prieto
Reconocido investigador y profesor de Estado de historia, Geografía y Educación Cívica de la Universidad de Chile, fue elegido el martes 25 de agosto, por unanimidad, Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2015.
“Este reconocimiento ha significado para mí una sucesión de emociones y requerimientos a los cuales ya había perdido costumbre, pasar del anonimato y de la soledad de los archivos y bibliotecas a la plaza pública de nuevo. Es muy emocionante por una parte y muy apremiante por otra -señaló recientemente a Revista de Educación-. Si el premio otorgado por el Estado chileno, y el Ministerio de Educación en particular, creo que tengo que responder con mayor servicio público, que ya presté a la educación”.
Él mismo se ha definido como “un servidor de la educación pública; alguien que fue formado en ella, que sirvió en ella desde hace 60 años”. de hecho, uno de los objetivos de su trabajo ha sido “aportar -en estos tiempos de cambio- un mayor sentido a la naturaleza de la educación pública, para que no sólo se nutra de buena gestión y buenos diseños, sino que también se inspire en su alma, que estuvo siempre ligada al desarrollo de lo mejor de la República, y que es algo que tenemos que recuperar y reivindicar”.
Dentro de su extensa trayectoria en el ámbito educacional se ha desempeñado como profesor de aula y universitario, además de participar en el Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE) y el Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE).
Sus estudios sobre la educación en Chile han contribuido al rescate de la memoria histórica en esta área. Son esos conocimientos los que permiten asegurar con convicción que detrás de la reforma educacional planteada por el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, hay un propósito de igualar oportunidades y de reponer el ideal republicano de “educarse juntos”. Esto se logra, según él, en “la medida que desaparezcan las barreras de segmentación, la educación distribuida según lógicas de mercado. Una tarea a largo plazo, que implica cambios culturales profundos”.
Algunos de sus principales cargos en el sector público: entre 1970 y 1973 fue superintendente de Educación, vicepresidente del Consejo Nacional de Educación, director del CPEIP (Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas) y miembro de los Consejos de la JUNAEB (Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas) y de la JUNJI (Junta Nacional de Jardines Infantiles). Luego del retorno a la democracia, participó como asesor de varios ministros de Educación e integró diversas comisiones de estudio sobre reforma curricular y profesión docente.
El jurado que le otorgó el Premio Nacional de Educación, presidido por la ministra Adriana Delpiano, estuvo además conformado por el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi Véjar; los rectores Jaime Espinosa Araya, de la UMCE (Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación) y Patricio Sanhueza Vivanco, de la Universidad de Playa Ancha, en representación del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH); y Beatrice Ávalos Davidson, última ganadora con el Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2013.
Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2015: Tomás Moulian
Este año el sociólogo y cientista político, Tomás Moulian, recibió el Premio Nacional de Humanidades. Un reconocimiento que le produjo mucha alegría ya que, tal como ha señalado a algunos medios de comunicación, le permitió reposicionarse en la escena nacional y participar en múltiples conversaciones acerca de lo que piensa de la sociedad chilena. Se refiere a su aparición pública en diarios, radios y otros medios que, de alguna manera, revivieron el interés que él mismo suscitó en otros momentos. Hace 10 años, por ejemplo, como precandidato presidencial apoyado por el Partido Comunista; o en 1999, cuando ofició de generalísimo de la campaña para llevar a La Moneda a Gladys Marín. También entre 1997 y 1998, cuando su libro “Chile Actual: Anatomía de un mito”, lo convertía en impensado superventas.
Sus trabajos de interpretación histórica del siglo XX han sido muy influyentes. Entre sus publicaciones destacan: “El consumo me consume” (1999), “En la brecha. Derechos Humanos, Críticas y Alternativas” (2002) y “Facturas: de Pedro Aguirre Cerda a Salvador Allende” (1938-1973).
Actualmente se desempeña como docente en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, en cuya biblioteca muchas veces se le ha visto sumergido sumergido en “La historia oculta del régimen militar”, de Cavallo, Salazar y Sepúlveda. No se ha cansado de releerla porque la dictadura es un tema en sus clases y considera que este conjunto de crónicas es un apoyo muy valioso.
En su época universitaria, Tomás Moulian formó parte de los primeros alumnos de la Escuela de Sociología de la Pontificia Universidad Católica (PUC), de donde fue director. Además, fue director de la Escuela de Sociología de la Universidad ARCIS y vicerector en esa casa de estudios, subdirector de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Chile entre 1990 y 1991, y profesor de planta de la Facultad (1974-1994). Tuvo participación en las sedes de FLACSO Ecuador y Brasil; y Se ha desempeñado como director del Instituto de Formación Social Paulo Freire.
A nivel político, fue miembro de la Juventud Demócrata Cristiana. Durante el gobierno de la Unidad Popular militó en el MAPU Obrero Campesino y tras el retorno de la democracia, se identificó como independiente cercano al Partido Comunista de Chile. Esta colectividad lo proclamó como precandidato presidencial para la elección 2005, donde finalmente cedió su opción al humanista Tomás Hirsch.
El Jurado que le otorgó el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, presidido por la ministra de educación, Adriana Delpiano, estuvo además conformado por el rector de la Universidad de chile, Ennio Vivaldi Véjar; el rector de la Universidad de Valparaíso y representante del Consejo de Rectores de la universidades Chilenas (CRUCH), Aldo Valle Acevedo; el presidente de la Academia Chilena dde Ciencias Sociales, Políticas y Morales, José Luis Cea Egaña, y la última ganadora del reconocimiento, Sonia Montecino Aguirre.
Premio Nacional de Periodismo 2015: Abraham Santibáñez
El periodista de la Universidad de Chile y docente de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, Abraham Santibáñez Martínez, fue galardonado este año con el Premio Nacional de Periodismo 2015 por “su inclaudicable defensa de la libertad de expresión, de la responsabilidad profesional y de la ética periodística”.
Estas palabras de la ministra de Educación, Adriana Delpiano, quien encabezó el jurado que eligió por unanimidad a Santibáñez, son un reconocimiento a su destacada trayectoria, que incluye importantes aportes a la docencia universitaria y a la calidad del periodismo en Chile. Además, es “un profesional cuyo trabajo incidió en la recuperación de la democracia en nuestro país”.
Se inició en el periodismo en 1959, en el semanario “La Voz” del Arzobispado de Santiago. Luego, trabajó en la revista “VEA” y en 1968 contribuyó a la reformulación de la revista “Ercilla”, de la que fue editor internacional y subdirector.
En 1977, siguiendo al periodista Emilio Filippi, junto a la mayor parte del equipo de “Ercilla”, creó la revista “Hoy”, de la cual fue subdirector y posteriormente director, hasta 1989. En 1990, el presidente Patricio Aylwin lo invitó a dirigir el diario “La Nación”, cargo que mantuvo hasta 1994.
Actualmente es Secretario General del Instituto de Chile, Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua e integra el Consejo Acreditador de la Sociedad Interamericana, de Prensa (CLASE), el Tribunal Nacional de Ética del Colegio de Periodistas y El Consejo de Ética de los Medios de Comunicación. Entre 2008 y 2010 fue presidente del Colegio de Periodistas.
Para Abraham Santibáñez, recibir el Premio Nacional tiene un profundo significado. “Cuando uno tiene una historia como la que sufrimos en la dictadura y se realizan los esfuerzos que estamos haciendo en todo sentido por mejorar la calidad del periodismo, yo creo que debo estar muy agradecido de recibir esta distinción”, dijo.
El jurado que eligió a Santibáñez estuvo integrado también por el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi Véjar; el rector de la Universidad Católica de Valparaíso, Claudio Elórtegui Raffo; en representación del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH); Rodolfo Armas Merino, Presidente del Instituto de Chile, y Alipio Vera Guerrero, Premio Nacional de Periodismo 2013.
Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2015: Héctor Noguera
El teatro volvió a imponerse, aun cuando el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales busca reconocer también a figuras en danza y cine. Esta vez, por unanimidad, el galardón recayó en el actor y director de teatro, Héctor Noguera Illanes.
El jurado estuvo encabezado por la ministra de Educación, Adriana Delpiano, e integrado por Ennio Vivaldi Véjar, rector de la Universidad de Chile; Juan Cancino Cancino, rector de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, como representante del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH); Ramón López Cauly, en representación de la Academia Chilena de Bellas Artes y Egon Wolff Grobler, quien recibió el Premio Nacional de Artes en 2013.
Héctor Noguera obtuvo este reconocimiento, indicaron los miembros del jurado, por “su permanente espíritu de creatividad y renovación” y “su compromiso en la promoción, difusión y perfeccionamiento de la actividad escénica nacional”.
Varias veces nominado al premio, este actor de la Pontificia Universidad Católica de Chile y miembro de la Academia Chilena de Bellas Artes se ha destacado por su constante y vigente carrera, de más de 50 años, en el cine, las tablas y la televisión, siendo considerado uno de los hombres más influyentes y dinámicos de la escena local. A sus 78 años, Noguera estuvo hace poco en cartelera, a través de la cinta uruguaya “Mr. Kaplan”, por la que fue elegido Mejor Actor en el Festival Internacional de Biarritz en 2014; además, el 1 de octubre estrenará en el Teatro de la Universidad Mayor, donde es Decano de la Facultad de Artes, la obra “Cordillera”, sobre el ex penal, y para el verano estará presente como director y actor en “Sueño de una noche de verano”, versión escrita en décimas que se estrenará en el Festival Santiago a Mil.
Ex integrante del Ictus, el Teatro de Comediantes y el Teatro “Q”, Noguera también es fundador del Teatro Camino y ha participado en más de 100 obras como actor y director. Entre sus éxitos está la adaptación de “El jardín de los cerezos”, de Antón Chejov, con la que ha recorrido el mundo; mientras que en televisión se ha hecho popularmente conocido por sus papeles en teleseries como Sucupira, Romané y Machos, por las que recibió el Premio Apes.
En cine, actuó en películas como “El Chacal” de Nahueltoro de Miguel Littin (1969); “La Frontera” de Ricardo Larraín, (1991) y “Subterra” de Marcelo Ferrari (2003), entre otras.
Algunas de sus principales distinciones: la “Medalla de Santiago” otorgada por la Ilustre Municipalidad de Santiago de Chile en mérito de su carrera; el “Kusillo de la Paz” otorgado por el Festival Internacional de la Paz como figura relevante del teatro latinoamericano; el premio “Decantador” 2005, como la figura más destacada del teatro latinoamericano en Bolivia; la “Medalla de Honor al Mérito en grado Comendador de las Artes y de las Letras” del gobierno de Francia, además de numerosos galardones de la crítica chilena.
Junto con agradecer el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales, aprovechó de enviar un mensaje: la necesidad de que la Reforma de la Educación valore el teatro, ya que en su opinión fortalece el aprendizaje. “Me parece que sería muy importante que dentro de las reformas educacionales se pusiera al teatro dentro de la malla. Creo que en conjunto con la música, ayudarían mucho a algunas deficiencias que tienen los niños en este momento en su educación”, recalcó.
Premio Nacional de Artes Plásticas 2015: Roser Bru
Se sorprendió con la noticia. No esperaba ser galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas. En esos momentos, recordó su llegada a Chile, en la década del 30. Con sólo 16 años viajaba con su familia a bordo del Winnipeg, el barco en el que llegaron cientos de exiliados de la Guerra Civil Española. “A Neruda le pidieron que trajera gente que supiera hacer cosas con las manos. Arriba venía Balmes, cinco años menor que yo, quien terminó siendo pintor, y yo que me interese por la acuarela”, recordó la artista, quien de niña conoció a Federico García Lorca y vivió una temporada en París empapándose con la obra de los impresionistas.
“Cuando llegué a Chile hice de todo, pinté botones, vajillas, cajas de chocolate. Nunca he dejado de pintar”, agregó.
Y tiene razón. En 2012 Bru realizó una gran retrospectiva en el Museo de Artes Visuales, con la que ganó el Premio Altazor. Al año siguiente, mostró su nueva producción en la galería Departamento 21, La Sala, Espora y Fundación Itaú. Este año volvió a exponer en mayo en la galería AMS Marlborough, donde exhibió cuadros en los que se nota un trazo más suelto y abstracto, propio de sus últimos años.
A su talento innato, se suma una formación de excelencia en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile donde permaneció desde 1939 hasta 1942, realizando estudios libres de acuarela, dibujo, pintura y mural. Fue alumna de Pablo Burchard en pintura y de Israel Roa en acuarela y croquis.
Es así como esta pintora y grabadora, de origen catalán -nació el 15 de febrero de 1923 en Barcelona-, en 1947 pasó a formar parte del Grupo de Estudiantes Plásticos GEP, integrado por artistas como José Balmes, Gracia Barrios, Guillermo Núñez, Juan Egenau y Gustavo Poblete, entre otros. En 1957 entró al Taller 99, dirigido por Nemesio Antúnez, donde continuó especializándose en técnicas de grabado y al que aún asiste todos los miércoles.
Desde 1964 a 1968, ejerció como profesora de dibujo y pintura en la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Santiago. También realizó murales en distintas técnicas para la Escuela de Talcahuano, la Casa de Arte del Cerro San Cristóbal y el ex edificio Unctad de Santiago (actual Centro Cultural Gabriela Mistral).
A partir de la década de 1950 comenzó a participar en diversas exposiciones individuales y colectivas, obteniendo importantes distinciones. Entre éstas destacan: Primer Premio de Pintura, Salón Oficial de Santiago (1961); Premio Osvaldo Goeldi, II Bienal Americana de Grabado, Santiago (1965); Premio Club de Estampa, Buenos Aires (1968); Gran Premio del Primer Salón de Gráfica de la Universidad Católica, Museo de Bellas Artes (1978); Encomienda de la Orden de Isabel La Católica, condecorada por el Rey Juan Carlos I de España (1995); Premio Altazor, ganadora en Pintura (2000).
Su incansable tesón artístico fue distinguido este año con el máximo galardón del Estado: el Premio Nacional de Artes Plásticas, que recibió luego de una hora de deliberación del jurado, conformado por la ministra de Educación, Adriana Delpiano; el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi Véjar; el rector de la Universidad de Talca, Álvaro Rojas Marín, en nombre del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH); el representante de la Academia Chilena de Bellas Artes, Benjamín Lira Valdés, y el artista Alfredo Jaar Hasbún, último ganador del reconocimiento.
El jurado basó su decisión “en atención a la solidez de su obra y propuesta estética, su consecuencia como artista y, además, su capacidad de incursionar en otras expresiones plásticas, una demostración efectiva de su vigencia”.
La secretaria de Estado añadió que el trabajo de esta autora “expresa una notable identidad. Ha sido capaz de irradiar a un grupo generacional, formando junto a ella un verdadero taller que ha hecho escuela en el país y que siempre, activamente, busca difundir su trabajo en la comunidad. El jurado desea destacar también su capacidad de integrarse muy joven a la sociedad chilena y aportar lo mejor de su esencia artística”.
Premio Nacional de Ciencias Exactas 2015: Mario Hamuy
Ya tiene un asteroide con su nombre. Muy lejos de la Tierra, en un punto entre Marte y Júpiter, se encuentra el objeto 109097, bautizado como “Hamuy” en su honor por Rafael Ferrando, Director del Observatorio Astronómico Pla D’Arguines. Y el 28 de agosto de este año, la ministra de Educación, Adriana Delpiano, anunció que él era el ganador del Premio Nacional de Ciencias Exactas 2015.
La decisión del jurado -integrado también por el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi Véjar; el rector de la Pontificia Universidad Católica, Ignacio Sánchez Díaz, en representación del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH); el presidente de la Academia Chilena de Ciencias, Juan Alfonso Asenjo de Leuze, y el ganador de este Premio Nacional en 2013, Manuel del Pino Manresa- fue unánime y se tomó “en atención al impacto de su trabajo en el campo de la astronomía a nivel mundial en el ámbito de las supernovas, en particular la medición precisa de la tasa de expansión del universo”.
El actual director del Instituto Milenio de Astrofísica y Asesor Científico del Consejo del Futuro del Senado de Chile, es profesor titular de la Escuela de Astronomía de la Universidad de Chile y del Observatorio Cerro Calán.
En sus más de 30 años de carrera científica ha centrado su investigación en el campo de cúmulos globales, galaxias activas, calibración de estrellas espectrofotométricas y supernovas. En 1987 comenzó a trabajar en el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo y a los pocos días de su llegada, una supernova Tipo II SN 1987A estalló en la Gran Nube de Magallanes. Desde ese momento empezó una campaña para monitorear este fenómeno.
Dos años después, en colaboración con José Maza (Premio Nacional de Ciencias Exactas 1999), Mark M. Phillips y Nicholas Suntzeff, comenzó el proyecto de investigación Calán Tololo, que condujo a una labor pionera en el estudio de la luminosidad estándar de vela de las supernovas Tipo Ia.
Sus datos resultaron tan claves que durante una visita a EE.UU., Adam Riess, entonces un joven investigador de Harvard, se los solicitó y utilizó en un artículo científico que fue parte de lo que más tarde terminó otorgándole el Premio Nobel 2011 (junto al australiano Brian Schmidt y el estadounidense Saul Perlmutter).
Una de sus publicaciones más fascinantes es “Supernovas”, publicada el 2009 en conjunto con José Maza. Allí, con tono didáctico y directo explican lo último que se sabe sobre el Universo, entre otras cosas, que se expande en forma acelerada y que esto podría deberse a la existencia de una “energía oscura” que no se puede explicar con la física actual.
Hamuy, que durante su infancia gozaba con la serie de televisión “Perdidos en el Espacio”, está consciente de la importancia de la divulgación científica. Por esta razón, realiza constantemente cursos de perfeccionamiento para profesores de colegios públicos y charlas en colegios municipales y particulares que han alcanzado a más de 6.000 alumnos de enseñanza básica y media.