El programa “Yo Vuelvo a la Escuela” ya ha logrado reinsertar a 300 estudiantes en aulas regulares en La Pintana. Para conocer más sobre esta iniciativa y otras acciones que se han puesto en marcha en esa comuna con el fin de frenar y disminuir la deserción escolar, Revista de Educación conversó con la jefa del departamento de Educación, Jazmín Infante.
El programa “Yo Vuelvo a la Escuela” ya ha logrado reinsertar a 300 estudiantes en aulas regulares en La Pintana. Para conocer más sobre esta iniciativa y otras acciones que se han puesto en marcha en esa comuna con el fin de frenar y disminuir la deserción escolar, Revista de Educación conversó con la jefa del departamento de Educación, Jazmín Infante.
Jazmín Infante, jefa del departamento de Educación de La Pintana, explica que “desde el Ministerio de Educación están detectando programas como ‘Yo Vuelvo a la Escuela’ o similares que trabajen desde la reinserción para que a partir de esas experiencias se pueda levantar una política pública nacional, con enfoque territorial”.
Agrega que “eso no quiere decir que vaya a ser este programa de La Pintana el que se va a replicar a nivel nacional. Más bien, se están nutriendo de información en torno a este tema y por eso fuimos invitados a una reunión en la División de Educación General (DEG) del Ministerio de Educación, para dar a conocer nuestra experiencia, como también la de otras comunas de la Región Metropolitana y el resto del país”.
Además, señala, en la municipalidad estamos analizando en conjunto con la alcaldesa Claudia Pizarro, todas las posibilidades para que una vez que los colegios municipales de La Pintana sean traspasados al Servicio Local de Educación (SLEP) El Pino, este programa no se pierda, sino que continúe su ejecución, porque “este programa territorial educativo beneficia profundamente a estudiantes de la comuna”, asegura.
Para conocer más sobre “Yo Vuelvo a la Escuela” y otras acciones que se han puesto en marcha en La Pintana con el propósito de frenar y disminuir la deserción escolar, Revista de Educación conversó con ella.
¿Cómo se ha vivido el regreso a la presencialidad en La Pintana?
No ha sido fácil. El retorno a clases desde marzo 2022 a la fecha ha sido muy complejo para las escuelas públicas en general; muchas de las familias no se sienten 100% tranquilas respecto a lo que pasaría en los establecimientos educacionales, en cuanto a los resguardos y protocolo de seguridad. Nosotros en La Pintana tenemos un fenómeno que es muy parecido al nacional, si bien tenemos familias que requieren el espacio educativo porque es un espacio protector para los estudiantes, hay otras que todavía no han querido retomar la presencialidad por distintas razones.
A la fecha, tenemos algunos establecimientos -de los 13 que administramos- que tienen sobre el 85% de asistencia, lo que es muy bueno, pero hay otros que lamentablemente están muy por debajo de ese 85%. Un liceo en particular tiene el 70% de asistencia de sus estudiantes. Y es bien complejo, porque es uno de los que presenta mayor matrícula. Por lo tanto, el fenómeno de matrícula versus asistencia no tiene mucha relación hoy en día, por lo menos para nosotros. Muchos estudiantes que sí se matricularon para seguir estudiando, le dieron prioridad a tener un trabajo, a emprender en alguna actividad, en el fondo optaron por permanecer trabajando para apoyar a sus familias a salir adelante, después de todo lo vivido en pandemia y las complejidades que esto significó.
Por otro lado, en las escuelas básicas pasa que las familias también se acostumbraron a ese sistema de enseñanza un poco híbrido, en donde el niño estaba acostado en la casa, encendía la cámara, automáticamente estaba en clases y quedaba presente. Nos pasa por estos días que hay alumnos que aún no regulan los horarios, llegan tarde y que parten la jornada escolar a las 9.00 o 9.30, incluso a las 10.00. Entonces esto es un fenómeno que hemos tenido que ir trabajando y conversando con los apoderados y los equipos directivos para tomar acciones remediales al respecto y mejorar el proceso.
En esa línea, en la construcción de nuestro PADEM (Plan de Desarrollo Educativo Municipal) anual uno de los focos es cómo nos apoyamos como comunidad escolar para mejorar la asistencia de los niños. Fue bien interesante esa conversación, porque tanto desde los profesores como los asistentes de la educación, los apoderados y estudiantes que participaron, fueron saliendo iniciativas de implementación; por ejemplo, que el mismo profesor jefe se haga cargo de llamar a los niños que faltan para preguntarles qué les pasó y ser un poco más riguroso en ese tema, desarrollando en la comunidad escolar el área socioemocional que tanto quedó al debe y nos dejó como aprendizaje la pandemia por Covid-19.
Y eso es lo que estamos tratando de lograr, además de alinearnos con el programa ministerial “Seamos Comunidad”. A nivel comunal, en La Pintana siempre hemos tratado de rescatar lo socioemocional y enfocarnos en los Índices de Desarrollo Personal y Social (IPS) de los niños y niñas porque sabemos que desde ahí podemos aumentar tanto la matrícula como la asistencia. Entonces, hemos ido desarrollando muchas actividades extracurriculares, para fortalecer los IPS como, por ejemplo: talleres de skate, de pintura, de graffiti, de canto, de patinaje, de rugby, de voleibol, entre otros. Lo que de alguna manera ha ido ayudando a que los estudiantes vengan al colegio mucho más motivados desarrollando actividades que a ellos les interesan.
¿Podría contar un poco más acerca de estos talleres extraprogramáticos?
En el Liceo Víctor Jara, que tiene muy buena asistencia, tenemos a Juan Sepúlveda, que es profesor de Educación Física. Él participa en la Corporación de Deportes del municipio y es uno de los impulsores de Trapiales, que es un equipo de rugby del Club Deportivo de La Pintana. Allí entrenan en distintas divisiones: infantil, juvenil, adultos y femenina. Además, gracias a su impulso, La Pintana será sede para los Rugby-Seven de los Juegos Panamericanos 2023. Pero, además, es quien desde la escuela, genera la detección de talentos de los estudiantes para que continúen en este deporte.
Tenemos talleres de voleibol a cargo de Carla Russ, que es una deportista de lujo que ha jugado en Boca Juniors, en la UC, y está haciendo clases de voleibol a nuestros niños en al menos en seis colegios de la comuna, detectando también pequeños talentos.
Juan y Carla son referentes importantes para la comuna en el área deportiva, como lo es también, Cristóbal Escobar, un jugador de rugby que trabaja con nosotros y hace talleres para los alumnos. Ellos son referentes importantes en La Pintana, porque deportivamente ellos ya son destacados fuera de La Pintana y que nosotros los podamos tener para que trabajen con nuestros niños y se den cuenta de que sí es posible salir adelante porque son de aquí mismo, de la comuna, del territorio, eso ha ayudado mucho en la autoestima y valoración de los estudiantes.
Tenemos también a Jorge Peñailillo que realiza talleres de muralismo y que está produciendo unos preciosos en las escuelas. Con los alumnos trabajan en el diseño, pintan en conjunto, y eso ha sido un aporte importante para la convivencia escolar, en donde cada establecimiento va desarrollando su sello a través del mural.
Así, se han levantado estas instancias de encuentro, espacios donde el estudiante de igual manera aprende, pero donde además lo pasa bien, quiere estar y cuidar su establecimiento.
¿Qué están haciendo frente a los alumnos que se matricularon, pero no están asistiendo a clases porque están trabajando para apoyar a sus familias?
Eso es bien duro, lo que hemos hecho sobre todo con los chicos más grandes es urdir alianzas de colaboración con algunas cooperativas comunales para que vayan a estudiar y después de clases puedan seguir manteniendo trabajos no formales y así generar algún tipo de ingreso. Hemos tratado de apoyarlos, de buscar instancias donde puedan mantener la continuidad educativa, porque lo que no queremos es que deserten. Y de alguna manera, si ellos desertan, tenemos la posibilidad de tratar de incorporarlos en el programa “Yo Vuelvo a la Escuela”, que tiene más flexibilidad, para así mantenerlos en el sistema educativo.
Además, nosotros contamos con un CEIA (Centro de Educación Integrada de Adultos) acá en la comuna, es el Liceo de Adultos CEIA La Pintana. Entonces, cuando la situación es muy difícil de mantener y no pueden ir a clases regulares, para que no pierdan el año hacemos esta vinculación con el Centro de Adultos para que ahí tengan más flexibilidad en el plan de estudios, el objetivo es que no pierdan la trayectoria educativa.
¿Cuántos estudiantes están trabajando y por eso no están asistiendo a clases?
El 2021 cerramos con 70 estudiantes que no sabemos dónde están, a pesar de que los buscamos por diferentes vías. Muchos de ellos, hijos de extranjeros, que eventualmente se pueden haber ido del país y otros optaron por trabajar
Estamos hablando de 70 de una población de 5.400 estudiantes que tenemos en las escuelas públicas municipales de La Pintana. Pero nuestra misión es trabajar para que no sean 70, sino que ninguno. Por eso tenemos estos programas municipales como “Yo Vuelvo a la Escuela”, que busca recuperar las trayectorias educativas de estudiantes que desertaron del sistema regular.
¿En qué consiste exactamente el programa ‘Yo Vuelvo a la Escuela’?
Su propósito es recuperar la trayectoria educativa de niños, niñas y jóvenes y poder apoyarlos, para que una vez que sean nivelados en sus aprendizajes descendidos puedan regresar al aula regular. El programa se inició con un aula de reinserción y a la fecha ya tenemos cuatro: tres aulas de básica multigrado y una de educación media. Esta última funciona en el Liceo Mariano Latorre y las de básica funcionan en el Liceo 523 Parque de Las Américas, el Liceo Pablo de Rokha y el Liceo El Roble. Entonces, el aula de reinserción, si bien trabaja la trayectoria educativa de los estudiantes, está inserta en un espacio educativo formal.
El máximo de estudiantes por sala es 25 para así poder trabajar de forma integral con cada uno de ellos; y en las cuatro aulas hoy estamos al tope. Es un programa financiado municipalmente, y por eso cuesta mantenerlo, pues cada aula cuenta con un equipo multidisciplinario: profesor, trabajador social o psicólogo, y educadora diferencial. Estos profesionales trabajan juntos para apoyar el aprendizaje y mejora de los alumnos.
Quisiera destacar que las aulas de reinserción están insertas en un establecimiento educativo. Así, niños, niñas y jóvenes saben qué es ir al colegio, que hay más estudiantes ahí y comienzan a tener el deseo de reintegrarse. Al pasar por una de estas aulas multigrado, nivelan sus aprendizajes y después, pasan a la formalidad del aula regular. Y van contando con el apoyo que sea necesario, de hecho han existido casos de niños que regresan desde el aula regular al aula de reinserción, porque lo crucial es no perder la trayectoria educativa. Siempre estamos atentos a ver qué pasa con esos niños y jóvenes, y cómo los vamos a apoyar (…) Desde que partió el programa hasta ahora, hemos reinsertado a cerca de 300 estudiantes al sistema regular.
Lo que nos interesa es que los estudiantes de La Pintana puedan concretar y terminar su trayectoria educativa. Eso es lo que no queremos perder, entonces cuando se generan dificultades por niños que trabajan o que simplemente dejan de asistir a clases en sus colegios, hay varios cursos de acción: primero, apoyándolos desde el establecimiento escolar; si eso no es suficiente o hay deserción, tenemos el programa “Yo Vuelvo a la Escuela” al que me he referido; si detectamos mucho ausentismo escolar, nos contactamos con Seguridad Humana, que es un área de la municipalidad donde los vamos a visitar a las casas para saber qué está pasando y ver si hay vulneración de derechos o no. Y, por último, recurrimos al CEIA (Centro de Educación Integrada de Adultos) de La Pintana, que puede ser un aporte si todas las acciones anteriores no resultan. Lo fundamental es apoyarlos para que su trayectoria educativa no se vea interrumpida.
Entiendo que el Mineduc ha estado muy interesado en conocer cómo funciona “Yo Vuelvo a la Escuela”.
Este programa partió en 2019. Es un proyecto impulsado por nuestra alcaldesa Claudia Pizarro, quien además está permanentemente visitando las aulas y apoyando el desarrollo de las mismas.
El otro día conversaba con el jefe de la DEP (Dirección de Educación Pública). Mi preocupación está en que cuando nosotros pasemos a los SLEP (Servicios Locales de Educación Pública) se pueda dar continuidad a estos programas porque funcionan, la comunidad los agradece y son un aporte a la educación.
La respuesta que hemos tenido es que es algo que hay que ir trabajando, ir mirando. Está la voluntad desde el gobierno de poder generar políticas públicas nacionales que ayuden a que estos proyectos se mantengan. Y que no solo sea de la comuna de La Pintana, sino de muchas comunas más y desde ahí ver la posibilidad de poder tener financiamiento desde lo gubernamental. Son varios factores desde lo profesional, educativo, administrativo, que hay que sentarse a mirar y el Ministerio de Educación ha estado super abierto a la conversación.
¿Qué feedback ha tenido Ud. de este programa por parte de los directores de los colegios?
Para los directores es un apoyo fundamental. Porque de alguna manera lo que pasa en el aula de reinserción, es lo que los profesores -yo soy profesora también- esperaríamos que suceda al interior de un aula regular: poder contar con un equipo multidisciplinario que apoye la labor docente, con una educadora diferencial que está ahí, con una trabajadora social que está pendiente si al estudiante le pasó algo o si fue a trabajar con su familia, en fin.
La apreciación de las escuelas respecto al programa es bastante buena. Hay directores de escuelas que nos han pedido que abramos más aulas de reinserción, pero presupuestariamente es muy difícil. Las que tenemos funcionando tienen bastante buena evaluación. A veces se generan algunos conflictos, que son normales y que tienen que ver con que muchos de estos alumnos que llegan a las aulas de reinserción, nunca han sido escolarizados: hemos recibido niños de 10, 12 y 13 años, que jamás han estado en el sistema escolar. Regular algunas de sus conductas no es fácil y a veces interfiere con el desarrollo normal del establecimiento: una pelea, una mala palabra, suele pasar, pero se van regulando con el apoyo de este equipo multidisciplinario.
A nivel nacional existen muchos problemas de convivencia escolar. Y en el caso nuestro, han existido problemas también, pero se han ido abordando, tratando de dar seguridad a las familias de que las escuelas son un espacio protector y ellos así lo ven también.
Nos preocupamos de trabajar la motivación al interior de la escuela con los estudiantes para que asistan, levanten temprano a sus papás para que los traigan y no falten. Para eso, hacemos actividades que sean entretenidas para ellos. Eso es clave acá, abrir espacios de encuentro: talleres o salidas pedagógicas o encuentros con la comunidad educativa, la idea es que tengan una motivación para volver y estar en la escuela.
¿Qué se ha hecho para posicionar la idea de que las escuelas son un espacio protector?
Primero, tenemos una red de trabajo de convivencia escolar. Una red municipal impulsada por la alcaldesa Pizarro, que participa completa desde Seguridad Humana, Dideco (Dirección de Desarrollo Comunitario), nosotros como Educación, la Corporación de Deporte, la Corporación Cultural, todos nos articulamos para que nuestro sistema educativo se mantenga en pie y bien, desde la convivencia. ¿Y por qué lo menciono? Porque a veces se cree que la convivencia escolar solamente tiene que ver con que no existan riñas al interior de la escuela, y no necesariamente es eso, sino el cómo se aporta desde otras actividades para que los estudiantes tengan espacios de diálogos, de encuentro. Por eso destaco la participación de la Corporación Cultural y la de Deportes, porque ahí se generan espacios para que, por ejemplo, ellos puedan tener regularmente obras de teatro, musicales, entre otros.
Hace poco se desarrolló Famfest, un ciclo de teatro donde todas nuestras escuelas participaron. Todos los alumnos de nuestros establecimientos tuvieron la posibilidad de venir a ver obras de teatro distintas. También van al estadio, a ver los torneos de fútbol o de voleibol, en fin. Esta alianza comunal con las otras unidades municipales nos permite trabajar en pro de la convivencia. Y que ellos puedan tener espacios distintos al de la escuela. Hace poco fuimos de visita al Palacio de La Moneda. Es crucial propiciar esas instancias para que, además del proceso educativo formal, puedan conocer y moverse dentro y fuera del territorio comunal.
¿Cuál ha sido el mayor aporte del programa “Yo Vuelvo a la Escuela”?
Recuperar a 300 estudiantes, que volvieron al sistema educativo regular. Eso es lo principal que rescataría. Este programa nos ha permitido poder recuperar su trayectoria educativa. Algunos hoy han terminado 4° medio.
Recuerdo en este momento a un estudiante de enseñanza media, que retomó su aula regular y estudia Gastronomía. Él es un agradecido del programa porque estuvo a punto de no hacer nada y hoy ya está terminando su 4° medio y saldrá con esa especialidad.
¿El secreto del éxito?
Es muy interesante porque en el video que se grabó cuando vino el ministro a conocer este programa, los mismos chiquillos decían que la fórmula era el cariño. Cosas super sencillas: en la mañana las profesoras les preguntan cómo están, si han tomado desayuno, si necesitan algo, incluso el fin de semana cuando saben que hubo situaciones complejas los mismos profesores los llaman: “Oye, ¿estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Estás en tu casa?” Creo que no hay otra fórmula que no sea el querer lo que hacemos, el hacerlo con cariño, con convicción, con entender que cuando un niño deserta del sistema educativo no es porque quiere o porque le da lo mismo, sino que hay una multiplicidad de factores que lo llevaron a la deserción.
Y nosotros, aquí en La Pintana, con el programa “Yo Vuelvo a la Escuela” tuvimos la capacidad de mirar eso. De mirar que hay niños que necesitan que los cuiden, que los abracen, que les pregunten cómo están, que nos preocupemos si comieron o no. Hay cosas que para uno pueden ser normales, que están internalizadas en la rutina, pero con los niños de acá eso a veces no pasa. Y esa ha sido la fórmula del éxito de este programa. Que los niños se sientan protegidos, en un espacio amigable para ellos, donde no se les discrimina ni se les reclama porque así no aprenden, donde no se les dice que están mal porque no aprenden como el resto. Los apoyamos en sus dificultades. Y con el grupo que se forma, se van apoyando. Cuando la construcción de la educación es desde el cariño, la confianza, la contención, los proyectos son exitosos.
La clave es el cariño, desde el querer estar, porque cuando un profesional viene y trabaja en La Pintana, a honorarios, en un sector vulnerable, es porque de verdad le gusta y quiere hacer cambios. Y eso yo lo destaco mucho de los profesionales que hoy día tenemos.