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Barbarita Lara: “Las carreras del área STEM nos permiten avanzar como humanidad”

Su mensaje a las niñas y adolescentes es que sean valientes y sigan su vocación. “Yo salí de un liceo en Viña del Mar y ahí una persona me dijo que yo no podría ser ingeniera y que me buscara un buen marido. Si le hubiese hecho caso, me hubiese perdido lo más grande que he vivido (…) No permitan que alguien les diga que no pueden hacer algo. Da lo mismo que sean de regiones o de un colegio poco conocido, a veces cuesta sacarse ese estigma”.

Imagen: Gentileza @unapaz_foto

A Barbarita Lara Martínez, ser mujer no le impidió convertirse en una ingeniera y desarrollar proyectos de envergadura. A los 8 años desarmó y armó su primer computador, que le regaló su papá cuando vivían en la Isla Navarino (que forma parte del archipiélago de Tierra del Fuego), aislados del mundo. “Me demoré 3 días en volver a armarlo, pero cuando hice que funcionara mi mente explotó, ya no tenía miedo, sentía que nada me detendría, que detrás de una pantalla yo podía hacer cualquier cosa”, recuerda.

Han pasado 30 años desde ese momento. A los 12, trabajaba arreglando computadores en Jardín del Mar, en Reñaca. Una década después, estudió la carrera de Ingeniería en Ejecución Informática en la Universidad Técnica Federico Santa María, en Valparaíso. Y a fines del año pasado su nombre formó parte de un mapa conmemorativo del metro de Londres, junto a otros 273 representantes de la ingeniería mundial.

¿De qué se trató este reconocimiento en el metro de Londres?

Creo que ha sido uno de los honores más grandes que he tenido en mi vida, hicieron un mapa conmemorativo de los íconos de la ingeniería, poniendo en cada una de las estaciones del metro los nombres de alguno de ellos(as). Son 274 íconos. Ver este mapa y estar al lado de Leonardo da Vinci, Ada Lovelace, Hedy Lamarr, Alan Turing y de todas las personas que alguna manera son mis ídolos, que la estación Hillingdon lleve mi nombre en ese mapa, ser considerada un ícono en la ingeniería por la Real Academia de la Ingeniería y el Metro de Londres, es impresionante.

¿Qué significó para ti?

Fue muy loco, porque estábamos viviendo un momento complejo en la familia ya que habían fallecido unos parientes. Me llegó un mail que decía que me querían pedir permiso para que mi nombre apareciera en el metro de Londres, y yo pensé “esto debe ser un spam”, pero después veo la firma de la Real Academia de Ingeniería. Respondí ese mail diciendo: “obvio”, pero pensé que no era nada seguro, que si iban a desechar un nombre iba a ser el mío, porque no iban a cambiar a Leonardo da Vinci por mí. Cuando llegó el 1 de noviembre, me di cuenta que era real y me emocioné mucho, porque hasta el día de hoy es algo que veo todos los días, veo el mapa de los íconos de la ingeniería en una de las tres pantallas que ocupo para trabajar, y me recuerda día a día: ¿por qué un chileno o chilena no puede estar como un ícono de la ingeniería?

¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

Soy Ingeniera en Informática, y siempre me he dedicado a la innovación social, por alguna razón me llamó la atención a pesar de que yo siempre dije que no iba a ser innovadora ni emprendedora, pero después me enamoré de esto. En los primeros años de mi carrera, desarrollé sistemas de información de emergencia, después del terremoto de 2010. Gracias a eso, gané dos premios mundiales de innovación.

En 2021 tuve a Max, mi segundo hijo, y él nació con una cardiopatía congénita y nadie lo pudo anticipar. Me tuve que preocupar que sobreviviera, porque al principio nos dijeron que iba a fallecer. Después, que tal vez lo podrían operar. Entonces fue como: “bueno, si él quiere vivir, lo vamos a apoyar con lo que sea”, y así lo hicimos. Pudieron recuperarle su corazoncito y crearle una válvula pulmonar, que era lo que a él le faltaba.

Es una de las situaciones más complejas que me ha tocado vivir y me hizo pensar en esto: ¿cómo es posible que no exista un sistema que permita detectar las cardiopatías congénitas de forma prenatal, cuando hay tanta tecnología? Ahora con inteligencia artificial podemos hacer muchas cosas. No solo ver un examen, sino que podemos ver miles de exámenes y analizarlos en tiempo real.

Los doctores nos dijeron que hace 15 años atrás la operación que se le hizo a Max era imposible, y hace 20 años atrás ni pensarlo, no había tecnología. A mí siempre me ha marcado esto: la tecnología salva vidas.

En Chile se guardan los datos, pero nadie sabe dónde se guardan, cómo se guardan y para qué se guardan. ¿Por qué no podemos generar información, conocimiento y sabiduría a partir de los datos? Ojalá crear Data Center públicos, para así con modelos de inteligencia artificial poder detectar de mejor manera las distintas patologías, incluso de forma prenatal. Esto no va a evitar que un niño o niña tenga una enfermedad, pero sí va a permitir a sus padres estar más preparados cuando nazca y disminuir su riesgo de muerte.

Entonces, ¿estás trabajando en una suerte de plataforma para detectar o anticipar enfermedades?

La estamos desarrollando, es parte de la tesis de mi MBA, porque además de ser profesora en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello, soy estudiante de un postgrado enfocado completamente en tecnología, entonces el desafío es levantar “start-up” funcionales.

En eso estamos trabajando con mi equipo de innovación y, además, en “Gemelos Digitales” que, en palabras simples, permitirá contar con una copia digital de nuestro cuerpo. Podemos, por ejemplo, crear una copia del corazón de una persona, ver cómo está y simular un procedimiento, para ver qué tan riesgoso es para esa persona ese procedimiento; de este modo, se entregará información crucial para disminuir el riesgo de los procedimientos quirúrgicos.

También estamos trabajando en “Material Evolutivo Inteligente”. Sucede mucho en los hospitales y también en las clínicas, aunque están más avanzadas, que la ficha de un paciente es una carpeta gigante de papeles y si se quema esa carpeta, esperemos que exista una copia, pero podría ser que no. Además, el médico suele tener poco tiempo para revisar esos papeles, para recordar más o menos cuál era la patología del paciente, cuáles fueron los últimos procedimientos a los que se sometió. Obviamente, sería mucho más eficiente tener una plataforma que le permita al médico ver rápidamente los valores de los últimos exámenes de su paciente, su evolución y poder proyectar escenarios, por ejemplo, ‘existe una estenosis pulmonar inminente’, y así prevenir la situación. La inteligencia artificial puede ser una herramienta para ahorrar tiempo y salvar vidas.

Cada vez que hay una problemática de índole social, yo busco la manera de para que las cosas pasen.

Mi lucha es llegar al Congreso, bueno he ido al Congreso a hablar de esto, pero la idea es hablar hasta que sea ley, hasta que existan Data Center públicos de cualquier examen que se haga en Chile, obviamente protegiendo los datos privados. Eso nos servirá a nosotros, los investigadores, ingenieros y científicos, para generar plataformas que apoyen al personal médico, porque obviamente no queremos reemplazar a los médicos, sino que queremos ayudar con el diagnóstico y posibles patologías futuras.

La idea es que cada vez que una persona se tome una ecografía, por ejemplo, esa ecografía se pueda mandar a una plataforma automatizada y que ésta mande un score de vuelta, con un porcentaje de riesgo de una posible enfermedad: 30 % de cáncer, por ejemplo. Para eso necesitamos tener modelos locales.

“Si no fuera por una mujer, no hubiésemos llegado a la Luna”

¿Qué visibilidad tienen hoy las mujeres en el ámbito de la tecnología y la ciencia?

La verdad es que siempre han existido mujeres en la tecnología. Si no fuera por una mujer, no hubiésemos llegado a la Luna; si no fuera por una mujer, no existiría gran parte de la carrera espacial; y así muchos otros inventos como el Wifi, el Bluetooth y diferentes cosas.

Las mujeres por mucho tiempo no pudieron estudiar en la universidad, eso fue una de las primeras problemáticas, tuvieron que estudiar casi en forma clandestina, como si fuera un delito, y tenían que firmar sus ensayos o papers con sus iniciales para que nadie supiera que eran hechos por una mujer, para que no menospreciaran su trabajo. Así fue como Ada Lovelace partió con su trabajo, ella fue la primera programadora del mundo.

Creo que actualmente las mujeres estamos haciendo una labor muy potente, sobre todo ahora que se ha visto que tienen mucho conocimiento en inteligencia artificial, porque llevamos más de 50 años abocadas a esto. Hay muchas mujeres trabajando en el área, y también hay más conciencia de que los algoritmos que se crearon a lo largo del tiempo fueron sesgados y que muchas veces nos perjudicaron, tanto en los empleos como en la toma de decisiones, y eso es algo que debemos cuidar y mejorar, aunque hay científicas también trabajando para mejorar eso.

Por otra parte, pienso que todas las carreras del área de la salud van a tener que ver con ciencia y tecnología. Este semestre se matriculó un 31% de mujeres en Concepción en Informática, nos encantaría que fuera un 50% pero estamos poco a poco intentando ayudar con becas.

Yo soy parte de una red de investigadoras y también de otro conjunto de mujeres empeñadas en visibilizar constantemente el trabajo de mujeres y niñas, porque muchas veces hablamos de científicas renombradas, pero las niñas también están haciendo ciencia, las adolescentes también, y creo que eso es una de las cosas que en los colegios deberían tomar en cuenta.

¿Qué mensaje les darías a los docentes de liceos y escuelas?

Si pudiera dejarles un mensaje les diría que no podemos matar el talento, tenemos que empoderarlo, pero también hago un llamado a los directores, el recurso económico no puede ser un impedimento para desarrollar talentos, si le vamos a dar prioridad a algo tiene que ser a cómo los niños y niñas pueden aprender más, cómo podemos ocupar la inteligencia artificial a nuestro favor, cómo nos empoderamos con chat GPT, para demostrarles que hay un mundo más allá del que conocen.

Es muy injusto que alguien salga del colegio en estos próximos 10 años y no tenga idea de lo que es la inteligencia artificial o recién se ponga a programar, eso no es concebible. Si queremos lograr la igualdad y ayudar a que más niños y niñas estudien carreras STEM les tenemos que mostrar desde chicos, ojalá lo antes posible, sin obligarlos obviamente, la gracia de que le estoy intentando enseñar pensamiento computacional para solucionar problemas, si al final nosotros somos tecnólogos desde que nacemos, somos ingenieros por naturaleza, porque queremos sobrevivir y para sobrevivir hay que crear tecnología.

Por otro lado, está demostrado que más o menos en 6° básico, a las niñas se les mata la ilusión cuando les empieza a ir mal en matemáticas, por eso creo que es súper importante que uno como docente, como educador, evite decir algo que podría cambiar su futuro en forma negativa. A mí en el colegio me dijeron que las mujeres no podían ser ingenieras, y si yo hubiese tomado en cuenta lo que ese educador dijo, no estaría aquí donde estoy. De alguna manera tuve que sobreponerme a eso, pero no todos los niños y niñas entienden que ellos o ellas sí pueden llegar a ser ingenieros o pueden llegar a ser lo que se les dé la gana. Por eso, creo que es esencial medirnos y darle una oportunidad al talento, a ese talento desordenado, que es complejo de llevar porque tiene hambre y quiere comerse al mundo, pero no sabe cómo, está ansioso y no hace caso. Bueno, yo era una de esas niñas, me sacaba buenas notas, pero hacía puras leseras.

También les diría, y por favor no se ofendan, que no maten el talento intentando que sus alumnos o alumnas cumplan con algo que ellos quieren que sea. Si quiere hacer música, quizás es lo que requiere en un momento determinado para poder crear otra cosa. Además, se necesita tiempo para experimentar y equivocarse. Dejen que se equivoquen, a nosotros no nos enseñaron nada sobre la gestión del fracaso y la gestión del fracaso es parte del éxito. Que nos equivoquemos aprendiendo, ese es el camino para crear más, ser exitoso y poder llegar lejos.

Es relevante analizar qué se puede cambiar respecto de la forma en que se está educando a los estudiantes, necesitamos preocuparnos por las problemáticas actuales y futuras: qué hacemos con el sesgo de género en los algoritmos, qué hacemos con la crisis climática, cómo resolvemos las nuevas patologías, cómo resolvemos los golpes de calor que vamos a recibir, como ocupamos de mejor manera la energía. Si nosotros seguimos educando tal cual lo hemos hecho desde hace 200 años, probablemente no vamos a conseguir más mujeres en ciencia ni tampoco más hombres interesados en resolver las problemáticas globales.

Hay que enfocarse en las carreras STEM, porque van a dar paso a que tengamos un futuro más próspero e igualitario. A los que somos docentes universitarios, nos piden resultados, y yo siento que la materia da lo mismo, lo que tenemos que hacer es cómo enfocar todo el talento que la persona tiene para que no se malgaste, cómo poder enfocarlo para que esas ganas de comerse al mundo no se vayan apagando.

¿Y qué le dirías a las estudiantes a nivel escolar?

Mi mensaje a las niñas y jóvenes es el siguiente: yo salí de un liceo en Viña del Mar y ahí una persona me dijo que yo no podría ser ingeniera y que me buscara un buen marido. Si le hubiese hecho caso, me hubiese perdido lo más grande que he vivido, no hubiese viajado por 20 países ni me habría proyectado como profesional. Entonces, quiero decirles que hay un mundo por descubrir, que las carreras del área STEM nos permiten avanzar como humanidad. No acepten que alguien les diga que no pueden hacer algo. Da lo mismo que sean de regiones o de un colegio poco conocido, a veces cuesta sacarse ese estigma.

¿Cómo poder visibilizar a otras personas que están en la misma condición socioeconómica que ellas o ellos y que llegaron lejos? Creo que eso es necesario. Yo intento ir todos los años a diferentes colegios a conversar sobre esto, a contarles que a mí me dijeron que no podía ser ingeniera y que ahora soy un ícono de los ingenieros y que mi nombre estuvo junto al de Da Vinci. Mi llamado es: “tú también lo puedes lograr”.

¿Cuál es la reacción de los alumnos y alumnas?

No lo pueden creer y luego se sacan fotos conmigo como si fuera una “rock star”. No necesariamente un “rock star” tiene que ser un jugador de fútbol, pueden ser los científicos y los ingenieros, pueden ser personas comunes y corrientes que se están comiendo el mundo. Yo hablo de eso en parte de mi charla, en los diarios salían siempre muchos futbolistas pero no ingenieros y creo que eso ha ido cambiado con el tiempo. Nosotros tenemos el deber de visibilizar a las personas que están haciendo que las cosas pasen.

¿Hoy en día cuesta más que las niñas y las jóvenes crean en su potencial o eso ya se ha superado?

Existe una generación súper empoderada. Me toca ver a diario un montón de comunidades de niñas que quieren aprender computación cuántica, seguir carreras STEM, y eso me encanta. Siempre asisto a sus eventos, siempre las estoy apoyando para demostrarles que sí se puede y que sigamos adelante. Porque en realidad ni el talento tiene género, ni la edad es un impedimento para hacer cualquier cosa. Creo que las generaciones están un poco más enfocadas en buscar el propósito, y en que el género no sea una limitación, y a derribar esos estigmas que por lo menos yo tuve cuando crecí, siendo una matriarca latinoamericana más,  que estaba preocupada de la casa y de los niños y de los enfermos. Creo que ese papel deberíamos cambiarlo, porque nosotros deberíamos ser seres que podamos dividir las tareas y pensar en la vida como un emprendimiento, pero eso ya es más filosófico.

“La beca Más Mujeres Científicas (+MC) es un avance gigante”

Este año, en Chile el aumento de mujeres seleccionadas en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas ha experimentado un alza sorprendente: 8.039 fueron seleccionadas, lo que equivale a un 16,8% más respecto del año pasado.

Estas cifras fueron informadas el martes 16 de enero por el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana; la directora del DEMRE, Leonor Varas; y la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, con ocasión de los resultados de las postulaciones para la admisión universitaria 2024.

Una de las razones que explicaría esto es la implementación del programa Más Mujeres Científicas (+MC), que entrega cupos adicionales a mujeres que deseen estudiar carreras de estas áreas. Este año 18.155 mujeres postularon a carreras STEM, lo que permitió que las postulaciones de este tipo aumentaran en 6,5%.

En la actividad de lanzamiento de esta política -que tuvo lugar el lunes 11 de diciembre en el Salón Montt Varas del Palacio de La Moneda-, Barbarita Lara estuvo presente como expositora.

¿Qué te parece la beca Más Mujeres Científicas (+MC)?

Me parece súper bien. A mí me tocó dar un pequeño discurso, y dije que cuando partí en la universidad me fue mal en la carrera, me eché todos los ramos y lo digo con orgullo porque eso no necesariamente tiene que ver con que uno no sepa o no se esfuerce. Mi realidad es que le estaban haciendo bullying a mi hijo, estaba casada, con un trabajo de tiempo completo, llena de cosas y preocupada de que a mi hijo no le pegaran. Y me iban a echar de la carrera, fue como: no me interesan tus problemas, nos interesan tus notas. Pero pensé: ¡cómo van a ser más importante mis notas que los problemas de las personas!, cuando las personas siempre han sido lo más importante. Entonces, fui al Departamento de Informática. Hoy soy ingeniera en Informática gracias a alguien que creyó en mí, que me dio una oportunidad, estoy hablando del jefe del Departamento de Informática, Hubert Hoffmann. Es gracias a él y a mucha otra gente que confió en mí, que ahora formo parte del mapa de los íconos de ingeniería.

A veces necesitamos una oportunidad, y una beca para más mujeres en ciencia es justamente eso. Más Mujeres Científicas de alguna manera permite salir de la lista de espera y ser escuchada. A lo mejor nos vamos a dar cuenta de que hay mucho talento, que no hemos visto simplemente. Que existan este tipo de campañas o programas de gobierno lo encuentro super positivo. A mí podría haberme pasado que no me hubiesen seleccionado por cualquier razón. Por eso creo que dar esa oportunidad a las mujeres es fabuloso y espero que en el futuro todas aquellas que lo deseen puedan estudiar y que se vea la importancia de las carreras STEM. Nos hemos transformado en consumidores de tecnología, pero poco creadores, y creo que por ahí va mi misión en la vida: instalar esa inquietud de por qué no creamos tecnología con propósito. Ése es el llamado que estoy haciendo últimamente (…) Me han llegado mensajes de mujeres que me han dicho ‘quedé gracias a Más Mujeres Científicas’. Saber que más de 2.000 van a poder entrar a una carrera STEM gracias a esa beca es un avance gigante.

Entiendo que tú pasión por la tecnología comenzó desde muy chica.

Sí, a los 8 años mi papá me regaló el primer computador multimedia de Chile. Vivíamos en la isla Navarino completamente aislada del mundo, incomunicada, sin internet y sin teléfono, sin nada, solo había naturaleza a mi alrededor. Entonces, fue super potente que él me regalara un computador, porque era algo a lo que yo no estaba acostumbrada.

Siempre me consideré un giro sin tornillo, una persona que desarma todo, que trata de entender todo desde su centro, y cuando me regaló el computador, instintivamente me dije: necesito desarmarlo para captar cómo funciona y luego volver a armarlo para saber si realmente sé cómo funciona. El año 1995 era imposible tener un tutorial de cómo desarmar un computador y armarlo de vuelta, no tenía nada. Pero fue así, a modo de prueba y error aprendí a arreglarlo y formatearlo, lo hice mío a través de mis manos, eso es súper importante.

Las personas que creen en la reparación y en la creación de tecnología y son autodidactas, también entienden que el poder de resolver ciertas problemáticas con tus manos, permite empoderarte tanto que cambia la vida y así fue para mí a los 8 años. Me demoré tres días en armar ese computador, pero cuando pude armarlo y hacer que funcionara mi mente explotó, ya no tenía miedo y eso hizo que estuviera muy empoderada, porque sentía que nada me detendría, que detrás de una pantalla yo podía hacer cualquier cosa.

Ahora trabajo detrás de tres pantallas y me siento una persona muy realizada, tengo 38 años, han pasado 30 años de ese momento y la verdad es que no me arrepiento para nada, porque gracias a la tecnología he recorrido el mundo, mis hijos están con vida, soy feliz y puedo ser mi propio jefe. Ahora estoy en mi laboratorio aquí en Viña del Mar, con vista al océano, y si no hubiese desarmado ese primer computador no me hubiese demostrado a mí misma que podía arreglar computadores.

A los 12 años trabajaba por esta misma zona, arreglando computadores en Jardín del Mar, en Reñaca. Me decía a mí misma: “algún día voy a vivir en estas casas bonitas”, y así lo estoy haciendo ahora, entonces al final para mí la tecnología ha sido la herramienta que me permitió hacer lo que quise y creo que no deberíamos quitarle esa oportunidad a todos los niños y niñas de Chile.

Si pudieras resumir cuál es el sentido de tu trabajo, ¿qué dirías?

Hacer tecnología con propósito, salvar vidas. Hacer que las cosas pasen y hacer posible lo imposible.

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