La campaña de alfabetización “Contigo Aprendo”, del Ministerio de Educación, pone de relieve una realidad que también quedó plasmada en la película chilena “Las Analfabetas”, ópera prima de Moisés Sepúlveda y una de las grandes ganadoras del 42° Festival de Cine de Gramado, en Brasil. Entrevista exclusiva a su director y a las dos actrices […]
La campaña de alfabetización “Contigo Aprendo”, del Ministerio de Educación, pone de relieve una realidad que también quedó plasmada en la película chilena “Las Analfabetas”, ópera prima de Moisés Sepúlveda y una de las grandes ganadoras del 42° Festival de Cine de Gramado, en Brasil. Entrevista exclusiva a su director y a las dos actrices que la protagonizaron revela cómo el aprendizaje nos hace más libres. Una cinta que vale la pena ver, analizar, disfrutar y compartir en el ámbito docente.
Ximena, una mujer de unos 50 años, vive sola en su oscura casa. Se pasa el día fumando y escuchando la radio, apartada del mundo porque no sabe leer. Un día recibe la visita de Jacqueline, una joven profesora que intenta convencerla de tomar clases de alfabetización, más aún cuando descubre que la mujer guarda como un tesoro una carta que su padre le dejó antes de abandonarla y que nunca ha podido leer.
Con esta historia, que es una adaptación de la obra de teatro homónima de Pablo Paredes, Moisés Sepúlveda debutó en el cine como director. “En un momento él (Pablo) me invitó a ver su obra de teatro y yo me fasciné con su trabajo –recuerda-. Me pareció que era simple, pero de una profundidad muy alta, porque abordaba temas importantes para Chile, que entraban a través de la emoción y del lenguaje entretenido. “Las Analfabetas” fue la inspiración para juntarnos a trabajar”.
Lo acompañaron en esta aventura las actrices Paulina García y Valentina Muhr, quienes formaron parte del elenco teatral. Junto con él cuentan a Revista de Educación cómo fue la experiencia de producir esta película, que obtuvo la distinción “Mejor Película Chilena, Premio del Público”, en SANFIC (Santiago Festival Internacional de Cine) 2013 y “Mejor Ópera Prima” en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, en España (2013). Además, fue una de las grandes ganadoras del 42° Festival de Cine de Gramado, en Brasil (2014), con cuatro galardones: Mejor Director, para Sepúlveda; Mejor Actriz, compartido por Paulina García y Valentina Muhr; Mejor Fotografía, para Arnaldo Rodríguez y Premio Don Quijote, entregado por los críticos de los cines clubs al mejor filme extranjero.
¿Pensaban que nuestro país tenía una cifra de analfabetismo alta?
Valentina Muhr (VM): No, para nosotros siempre fue un caso muy extremo, el título de la obra de teatro y de la película nos parecía exagerado, hablar de “las analfabetas” es fuerte. En las entrevistas muchas veces nos preguntaban por qué hablar del analfabetismo hoy en día, por qué si es tan bajo, pero creíamos que era importante porque es un tema de educación y en la película se canaliza a través de una situación particular.
Paulina García (PG): Teníamos claro que existe un analfabetismo funcional, que alcanza alrededor del 10% de la población, que cree que sabe leer y escribir, pero realmente no lo sabe. En general son esas personas que escriben con letra bien chiquitita, en diagonal, y que al final va desapareciendo. Tienen poca capacidad de leer lo que escribieron, entonces escriben pedazos de las palabras.
Moisés Sepúlveda (MS): Cuando vi la obra de teatro me pareció que esta estrategia tan astuta, de tomar un caso excepcional como el de una analfabeta en medio de la ciudad, en Chile era muy difícil de imaginar. ¡Yo pensaba que eso no existía! Después, con la investigación para producir la película fui encontrando casos similares; me acuerdo que buscando locaciones, en Macul, conocimos a una persona que decía que su vecina no le decía a nadie que era analfabeta, ni a sus hijos. Esta mujer que nos contaba la historia le leía las cuentas y le ayudaba a mantener una “puesta en escena”, para engañarlos a todos. Los hijos de ella sabían que no leía, pero no se atrevían a enfrentarla.
¿Tienen alguna relación personal con el tema del analfabetismo?
MS: No, pero tengo un hermano profesor que se dedica a formar profesores, por lo que la educación es un tema permanente en las conversaciones de mi familia.
PG: Sí, mi nana tiene alfabetismo funcional. Escribe saltándose letras o partes de las palabras. A mí me costó mucho darme cuenta que ése era el problema, que me reconociera que estudió hasta 4º básico porque por muchos años dijo que había llegado hasta 2º medio. Sin embargo, para preparar mi personaje no sé si tenía un referente claro, más bien recordaba momentos de ciertas personas.
VM: Yo fui a clases de alfabetización donde aprendí cómo funcionaban las estrategias de enseñanza. También me acordé de un par de profesores míos que eran muy tímidos, torpes, con pocas habilidades para relacionarse con los alumnos. Recuerdo el tener 9 años y personalidad o poder sobre uno de esos profesores, entonces creo que de ahí rescaté aspectos como la expresión corporal del personaje, cómo se le enfrentaba a pesar que uno sabía mucho menos que él.
PG: Cuando nos juntamos por primera con Pablo Paredes y Valentina, comenzamos a hablar de lo que queríamos hacer. Les conté que mis hijos habían ido a un colegio donde ya a nivel de jardín infantil les enseñaban a reconocer las primeras dos letras del nombre de su amigo más querido. Esto es un lenguaje que esta enseñado desde la empatía, un aprendizaje que es para siempre.
¿Qué fue lo más difícil al encarnar esos papeles en la película?
PG: La mayor dificultad fue bajar el calibre de la obra para adaptarla al cine y se logró.
MS: Hasta último minuto, en post producción, tuvimos que grabar diálogos de nuevo, porque habían cosas que no quedaron bien en el rodaje, entonces la mayor cantidad de energía se nos fue en eso.
VM: Debo decir que, después de ver la película varias veces, creo que la mayor dificultad que se nos presentó tiene que ver con el lenguaje en el que fue escrita la obra, porque era muy poética. Eso hacía muy difícil llevarla a algo coloquial, realista.
¿Qué debería cambiar para que la educación chilena sea para todos?
MS: La película habla de la incomunicación y las experiencias en el aprendizaje, esto tiene que ver con las relaciones humanas, con ser empático, con establecer ese vínculo horizontal. Al leer sobre temas de educación, siempre me ha hecho sentido que todos los procesos de aprendizaje que uno recuerda son en base a la experiencia que uno vivió dentro de la sala y no a los contenidos.
VM: En el caso del analfabeto adulto hay un trauma enorme, hay algo que reparar más allá del conocimiento que se le debe entregar. El trabajo psicológico, empático, es el doble. Por otro lado, es importante que no se sienta solo.
PG: El sistema educacional más que discriminar segrega. En yoga existen los niveles, pero se enseñan todos el mismo día y a la misma hora; si vamos a una clase y yo voy en el nivel avanzado medio y otros están en su primer día, entonces todos juntos aprendemos y luchamos con nuestros propios demonios. Creo que en educación puede pasar lo mismo, el profesor debe ser capaz de correr las fronteras para que el estímulo de superar un desafío sea un valor para quien está aprendiendo; eso se ha perdido y lo que ha quedado son las competencias con todo lo que significa, todos esos valores que segregan.
Uno recuerda lo que el amor ha sellado a fuego. Si el aprendizaje no está en el nivel amoroso, que es lo que Ximena le exige a Jacqueline, no hay ninguna necesidad de aprender. Es lo mismo cuando un joven abandona el colegio, no ha existido ninguna instancia amorosa reconocible para él.
¿Cuáles son sus expectativas en relación con esta película?
VM: La gran herramienta que tiene el arte es el poder de reflejar realidades. La película acerca una realidad, si las personas ven que están hablando de su problema, algo que pensaban que era tan íntimo y privado, se produce una empatía social, en el sentido que duele menos, no es tan invisible. El personaje de Paulina existe en la calle.
MS: ¡Sí! En las noticias de Mega, buscaron a una persona que era igual al personaje de Paulina García. Esa mujer trabajaba en la construcción y ella no reconocía su analfabetismo; vivía escondida en la mitad de la ciudad y le mentía a su entorno. Esto sirvió para dar publicidad a la película y a la vez mostrar una realidad oculta, que nosotros no sabíamos que existía.
VM: El final de la película puede verse muy desolador o desesperanzador, porque hay un objetivo durante toda la trama: ella quiere leer. Estas dos mujeres están juntas en un proceso educativo, que puede ser muy doloroso, pero creo que por la libertad y el crecimiento que da el saber leer vale la pena el proceso. Alfabetizar adultos también tiene que ver con convencerlos, porque ellos pueden decir: “ya tengo 60 años, para qué lo voy hacer si ya no lo hice”.
PG: El producto artístico es libre de leerse, por lo tanto es libre de entenderse también. Espero que en las personas analfabetas se produzcan cambios y dejen de estar en ese lugar cómodo del analfabetismo donde estaban. Así se van a dar cuenta que el aprendizaje las podrá hacer libres.
Para ver el Trailer de la película pinche el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=HGVz02iH2c4