La Escuela Valentín Letelier de Calama y la Escuela México Estado de Guerrero de Talcahuano son una muestra visible de que el motor del mejoramiento en una escuela son sus profesores, liderados por una dupla bien ensamblada: director y jefe de UTP. Sus historias forman parte de una investigación desarrollada por el CIAE de la […]
¿Cómo se inician y sostienen procesos de mejora escolar? Ésta es la pregunta que dio origen a una investigación desarrollada por dos años por el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Para responder a esta interrogante se trabajó en dos etapas: primero, identificaron aquellos establecimientos que lograron un mejoramiento escolar sostenido a lo largo de la década del 2000, y luego, se puso bajo la lupa a un grupo de 12 escuelas, buscando explicar este proceso. Esta iniciativa contó el 2013 con el apoyo del Programa Investigación Asociativa de CONICYT, lo que facilitó el desarrollo de la investigación.
Cristián Bellei, investigador del CIAE de la Universidad de Chile, explicó en el IV Seminario del Plan de Formación de Directores efectuado en el CPEIP (Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas) del Ministerio de Educación, que conocer estos procesos de mejoramiento escolar, que tienen la característica de permanencia en el tiempo, permite aprender de ellos y que estas prácticas hagan sentido a otros educadores.
La Escuela Valentín Letelier de Calama y la Escuela México Estado de Guerrero de Talcahuano, ambas municipales, son dos de los casos estudiados y constituyen una muestra visible de que el motor del mejoramiento en una escuela son sus profesores, liderados por una dupla bien ensamblada: director/a y jefe de UTP.
Optimismo frente al futuro. Ganas de seguir estudiando. Y la intención de ser ejemplos de los valores que aprendieron en su colegio una vez que se gradúen de octavo básico. Ésas son las expectativas que hoy transmiten los alumnos de la Escuela Valentín Letelier, ubicada en el sector poniente de Calama, en la Región de Antofagasta.
Este establecimiento no sólo ha venido consiguiendo importantes logros académicos en el tiempo, tal como se observa en el Simce, sino que ha podido cambiar la mentalidad de sus alumnos. Ellos comenzaron a creer en sus potencialidades y a visualizar un futuro distinto.
La directora Luisa Morgado Casanova explica que los primeros años de esta escuela, fundada en 1998, enfrentaron serios problemas de comportamiento y de convivencia escolar. “En esa etapa el énfasis estuvo en la formación de hábitos, valores y autoestima de los niños. Para los docentes, estas situaciones fueron complicadas; sin embargo, con el tiempo la escuela se fue transformando en un “oasis del desierto” consiguiendo importantes logros académicos y de formación valórica. Desde el 2002 muestra positivos indicadores de eficiencia interna, como repitencia, retiro, asistencia. Y a partir de 2005 tuvo un alza en los resultados del Simce 4º básico. Con este nuevo escenario se afirmó el “SÍ, SE PUEDE”, idea que se había transmitido a los docentes desde los primeros años de la escuela, pero que se pudo potenciar en esta etapa”.
A partir de ese momento se hicieron cambios en la gestión técnica, pedagógica y administrativa, hubo un mayor acompañamiento y monitoreo del trabajo docente y un mayor seguimiento de los resultados de aprendizaje y la asistencia a clases. “Las exigencias se fueron acentuando cada vez más a la luz de los avances de aprendizaje y la reflexión pedagógica se transformó en una autoexigencia para los docentes”, asegura la directora.
¿En qué se manifiesta la exitosa dupla directora – jefa de UTP?
Además, esta dupla ha desarrollado una habilidad relevante: la capacidad para identificar las fortalezas y características de los educadores que mejor se adecuan a cada nivel, disciplina y grupo de estudiantes. “Un aporte fundamental a la gestión de la escuela ha sido conformar un cuerpo docente adecuado a sus necesidades para potenciar sus competencias y así desarrollar un mejoramiento integral”, destaca Luisa Morgado.
Ella asegura que “constantemente se realza el valor del trabajo y del esfuerzo de nuestros docentes, mostrando confianza respecto de sus capacidades y potencialidades, reforzándolos cada vez que sea necesario. Ellos cuentan con apoyo, lo que los hace sentirse seguros. Asumen múltiples responsabilidades y están felices con su trabajo”.
El trabajo colectivo se centra en prácticas pedagógicas concretas que realizan con los alumnos, es decir, crean estrategias que luego se aplican en los distintos escenarios educativos, revisan entre todos los problemas de otros colegas y coordinan acciones sobre un mismo curso o en relación a un mismo contenido. Hay que destacar la dupla entre docentes, de un mismo nivel o por ciclos, lo que permite una articulación permanente.
También trabajan en la elaboración de estrategias metodológicas para atender a la diversidad, lo que la ha convertido en una escuela inclusiva, que apunta a garantizar que “todos” los estudiantes sean aceptados con igualdad, reconocidos por lo que cada uno tiene que ofrecer a la comunidad educativa. Se les ofrecen las adaptaciones curriculares necesarias para su aprendizaje.
La dupla directora-jefa de UTP escucha y acoge las ideas y preocupaciones, tanto técnicas como personales, de docentes, estudiantes y padres. Se preocupa de tener una constante presencia y visibilidad en todos los espacios de la escuela.
Un alumno chiquitito pidió Harry Potter sólo para tenerlo en las manos y ver la portada, porque aún no sabe leer. Su interés no es algo extraño en esta escuela, ubicada en el centro de Talcahuano, pues tal como explica su directora Amalia Rozas Leal desde hace dos años tienen una biblioteca CRA y ahora los alumnos corren en los recreos o después del horario de clases a buscar materiales y libros (el “Condorito” es lo más pedido).
Sin duda, la directora ha hecho importantes esfuerzos para que su escuela cuente con materiales didácticos, pero lo más importante es que ella ha podido movilizar a las familias del colegio en una misma dirección. “Nos hemos preocupado de tenerlos de aliados, de hacerles entender que tenemos un objetivo común: que al niño le vaya bien, que desarrolle sus potencialidades, que sea un profesional, que sea alguien en la vida”.
Los padres en esta escuela asisten a talleres relacionados con la crianza, el apego, cómo ayudar al niño en la casa; participan en la Escuela para Padres y/o en el Consejo Escolar. Incluso son invitados a instancias de reflexión y análisis sobre el proyecto educativo o el plan de mejoramiento institucional; sus ideas se valoran y se toman en cuenta.
Esto ha contribuido a que los padres y apoderados de la Escuela México, a pesar de vivir en los cerros de Talcahuano y de provenir de sectores vulnerables, conozcan el trabajo que allí se realiza y tengan altas expectativas en relación con lo que sus hijos pueden lograr. En consecuencia, los estudiantes son enormemente receptivos a las exigencias, tanto académicas como de comportamiento. En palabras de la directora: “Lo que distingue hoy a un alumno egresado de la Escuela México es su buena presentación personal, es un niño respetuoso de sus compañeros, profesores y personas en general, organizado, responsable, con capacidad de plantear sus ideas, seguro de sí mismo y con buena autoestima”.
¿En qué se manifiesta la exitosa dupla directora – jefe de UTP?
La jefa de UTP participa de muchos perfeccionamientos a los que asisten los profesores y está a cargo de los consejos técnicos en donde los profesores intercambian experiencias pedagógicas por niveles. Esto último constituye un cambio notable, pues antes de la actual administración no existía separación entre los consejos técnicos y administrativos.
Estableció reuniones quincenales entre pares para intercambiar experiencias y opiniones; y espacios para planificar en conjunto unidades, guías y materiales. Todo ello contribuye, dice ella, a “tomar conciencia de la responsabilidad que tiene la palabra educar, desde lo más simple como es tomar los cursos a la hora y destinar el tiempo de la clase a la planificación realizada hasta la importancia de cubrir todo el currículum”.
La directora y la jefa de UTP observan a los profesores en aula, les retroalimentan para mejorar aquellos aspectos en los que se muestran débiles y les entregan apoyo si tienen alumnos con dificultades de aprendizaje; en ese caso, buscan en conjunto estrategias para sacarlos adelante como, por ejemplo, que una profesora del mismo ramo tome a los alumnos con más dificultades y les haga la misma clase en un grupo más pequeño.