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En el aula

Jardín Infantil Ventanitas de Colores: Compromiso en la Educación Parvularia

La educadora y directora del Jardín infantil Ventanitas de Colores ubicado en los Muermos, Cynthia Torres Jara, sintió la conexión profunda por educar. Ella junto a sus colegas, han logrado que el espacio educativo que han construido, sea un espacio inclusivo, adaptándose a las necesidades educativas especiales de sus alumnos. Un logro que con el tiempo ha ido reflejando su compromiso con la equidad educativa.

La educación es parte primordial de la vida de la Educadora de párvulos, Cynthia Torres Jara, de 40 años, quien es oriunda de Osorno, pero actualmente radica en la comuna de Los Muermos, ubicada en la provincia de Llanquihue, Región de Los Lagos, a 50 kilómetros de Puerto Montt.

Desde sus días escolares, su pasión por trabajar con niños se manifestaba, ayudándolos con juegos y coreografías de bailes nacionales, mientras aún estaba en la enseñanza media.

Pese a que su familia no estaba de acuerdo con que Cynthia se dedicara a enseñar, ella se aferró a su sueño y completó su formación en Educación Parvularia en la Universidad de los Lagos de Osorno. Esta elección la llevó a iniciar su trayectoria en el Jardín Ventanitas de Colores de los Muermos, donde ha desempeñado un papel fundamental.

Su transición de educadora a directora fue un hito significativo, enfrentando desafíos y cumpliendo metas que la llevaron a establecer un jardín infantil con un enfoque artístico distintivo. Este jardín, ubicado en la zona urbana de los Muermos, acoge a una comunidad diversa, incluyendo niños tanto de la comuna como de áreas rurales y ciudades cercanas como Puerto Montt.

El camino hacia la inclusión educativa

El Jardín Infantil Ventanitas de Colores, liderado por la educadora Cynthia Torres, desde el año 2017,  acoge niños y niñas con Necesidades Educativas Especiales (NEE) y también con dificultades físicas y motoras. Cambio que surgió debido a que en la localidad había familias en búsqueda de jardines que apoyaran a sus hijos con distintas condiciones.

El jardín se convirtió en un espacio donde los niños y niñas han encontrado apoyo y cuidado necesario para aprender.

Fue así como el compromiso de la educadora y su equipo, compuesto por una Educadora de párvulos nivel sala cuna, Karina Almonacid, tres Técnicos en párvulos nivel sala cuna, Ruth Igor, Katerine Subiabre, Evelyn Acuña, Una Educadora de párvulos nivel medio Carol Saldivia, tres Técnicos en párvulos, Rocío Hernández, Priscila Uribe, Gricel Abello, dos auxiliares de servicios menores y dos manipuladoras de alimento; han conseguido  ayudar y apoyar a estos niños y niñas. La fórmula ha sido ir  superando obstáculos y ampliando su propia capacitación, para con su equipo, estar preparadas ante cualquier situación. 

Y a través, de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji)  y el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis), obtuvieron recursos valiosos como educadores diferenciales y psicopedagogos. Profesionales que ayudaron a transformar el jardín en un entorno más inclusivo.

“Una psicopedagoga y una educadora diferencial fueron a trabajar por dos años con todo el equipo pedagógico del jardín, para capacitarnos y enseñaron diversas técnicas para trabajar con los distintos tipos de situaciones que se nos fueron presentando, pues trabajos con niños con TEA ( discapacidades del desarrollo causadas por diferencias en el cerebro), parálisis Braquial e Hidrocefalia y Escoliosis ”, comenta la educadora.

Esta evolución no solo ha beneficiado a los niños con necesidades especiales, sino que además ha impactado positivamente en toda la comunidad educativa. También tuvieron la colaboración de la Teletón de Puerto Montt, que los ha ayudado a fortalecer la visión inclusiva del jardín, brindando estrategias y capacitaciones adicionales a lo largo del tiempo.

El jardín también cuenta con el respaldo del Servicio Local de Educación Pública Llanquihue,  el cual les ha entregado capacitaciones y visitas de educadoras diferenciales para apoyarlas.

Además, el equipo educativo del jardín ha participado en jornadas de reflexión en el Marco de la Buena Enseñanza y diferentes interacciones de desarrollo. Junto a eso, han recibido el acompañamiento técnico pedagógico en el área de párvulo, que brinda el SLEP Llanquihue.

Las actividades adaptadas a las necesidades individuales de los alumnos, se han convertido en la norma en este jardín. Desde ejercicios de motricidad fina hasta actividades de vida práctica, todas diseñadas para promover la autonomía y el aprendizaje, han sido parte integral de esta transformación educativa.

Cabe señalar, que la inclusión no se limita solo a las aulas; se debe extender  a la participación de las familias, involucrándose en la gestión de las actividades. Como por ejemplo, los apoderados de los pequeños podían crear  materiales sensoriales, fomentando la exploración y el aprendizaje a través de múltiples texturas, fortaleciendo así el vínculo entre el hogar y el jardín.

“El trabajo partió con las familias de nuestros alumnos TEA, dos veces a la semana. Los padres junto al equipo pedagógico, comenzaron a trabajar distintos ejercicios de psicomotrices, motricidad fina y texturas, para que ellos aprendieran cómo ayudar a sus hijos. Con los niños en el aula el trabajo era similar, se realizaban actividades de insertar, enroscar, encajar, moldear con plastilina, tocar los animales de goma, agenda visual, estimulación en el lenguaje, entre otras acciones ”, agrega Cynthia.

También trabajaron con un niño con parálisis Braquial, y con él desarrollaban actividades de motricidad fina como trasvasijar, insertar, trasladado de objetos, a tomar la cuchara para que pueda comer, a mantener la estabilidad para que pudiera jugar con sus pares, con movimientos básicos de psicomotricidad empleando su brazo derecho.

Mientras que con los estudiantes que presentaban Hidrocefalia y escoliosis, el equipo pedagógico los ayudó a reforzar la estimulación del lenguaje, motricidad fina, mediante ejercicios con esponjas, donde debían llevar agua de una fuente a otra. También  realizaban ejercicios psicomotrices como ayudarlos  a caminar, les enseñaban a sentarse y pararse.

La educadora señala que en general deben trabajar la vida práctica con todos los alumnos por igual, ya que para los niños y niñas NEE es muy significativo sentir que están en igualdad de condiciones, porque estas prácticas generan responsabilidad, autonomía, e independencia para su vida diaria.

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