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MARA KRECHEVSKY: HACER VISIBLE LO APRENDIDO

La investigadora del Proyecto Zero de la Universidad de Harvard y directora del proyecto “Making Learning and Thinking Visible” que está en marcha en escuelas secundarias del norte de Italia, Mara Krechevsky, ha desarrollado trabajos no solo en ese país europeo, también en Dinamarca, Australia y Estados Unidos, todos ellos relacionados con cómo visibilizar procesos de enseñanza y aprendizaje mediante la documentación o registro de lo que ocurre en la sala de clases.

La investigadora del Proyecto Zero de la Universidad de Harvard y directora del proyecto “Making Learning and Thinking Visible” que está en marcha en escuelas secundarias del norte de Italia, Mara Krechevsky, ha desarrollado trabajos no solo en ese país europeo, también en Dinamarca, Australia y Estados Unidos, todos ellos relacionados con cómo visibilizar procesos de enseñanza y aprendizaje mediante la documentación o registro de lo que ocurre en la sala de clases. Fue invitada al VI Congreso Internacional de Educación, organizado por la Fundación Educacional Seminarium, instancia donde conversó con Revista de Educación.

Mara Krechevsky, en sus 30 años de carrera ha hecho valiosas contribuciones a la educación, destacándose como investigadora del Proyecto Zero en la Escuela de Educación de la Universidad de Harvard.

Ha sido parte del proyecto “Pedagogía del Juego”, una colaboración con la Fundación Lego y la internacional “School of Billund” de Dinamarca, para fundar una pedagogía que apoye el aprendizaje mediante el juego, desde preescolar hasta secundaria. Además, ha liderado un estudio que resalta “el aprendizaje visible” y la documentación en la sala de clases.

LAS AULAS COMO FUENTE DE INVESTIGACIÓN

Una de sus principales investigaciones la desarrolló junto a su colega Steve Seidel, en las colinas del nordeste de Italia, específicamente en la ciudad Reggio-Emilia, que tiene 130 mil habitantes.

Allí trabajó en las escuelas públicas fundadas por el periodista Loris Malaguzzi, quien creó esos establecimientos con un grupo de docentes motivados por impartir educación de calidad a los niños más pequeños.

En cada una de esas clases, los menores se convierten en investigadores, dedicando meses a explorar un tema de su interés, por ejemplo, la luz del sol, el arcoíris, las gotas de lluvia o las máquinas de fax. “Los niños abordan estos objetos, temas y entornos desde muchos ángulos, reflexionan sobre cuestiones y fenómenos que surgen en el curso de sus exploraciones, y terminan creando obras que reflejan sus intereses y su aprendizaje: dibujos, pinturas, historietas, mapas y gráficos, series de fotografías, modelos de juguetes, reproducciones”.[1]  

En su primera visita a nuestro país, Mara Krechevsky fue parte del VI Congreso Internacional de Educación, organizado por la Fundación Educacional Seminarium, instancia donde conversó en exclusiva con Revista de Educación.

Como directora del proyecto “Making Learning and Thinking Visible”  (Haciendo que el aprendizaje y el pensamiento sea visible), ¿podría explicar en qué consiste esa iniciativa y qué resultados ha tenido?

Este proyecto es el resultado de una colaboración entre mi colega y yo, quienes formamos parte de Proyecto Zero, y los educadores de una escuela preescolar de Reggio Emilia, que tenía 34 alumnos y 2 profesores trabajando en la sala de clases.

El modelo de Reggio Emilia básicamente consiste en que los estudiantes puedan investigar a fondo los temas que son atractivos para ellos, lo que a su vez les ayuda a potenciar su estimulación sensorial y a plantearse ideas aún más fructíferas.

Nuestro estudio tuvo que ver con el poder que posee el trabajo en grupo y cómo la enseñanza ocupa un rol fundamental. También, rescata lo valioso de la investigación y documentación, pues eso ayuda a dar forma al conocimiento.

En nuestras observaciones pudimos apreciar que al entrar a las salas: los estudiantes estaban documentando, usando su imaginación, pensando críticamente, escuchándose y aprendiendo unos de los otros. Esa estimulación les ayudó a ser más emocionales y empoderados, mientras que los docentes aprendieron a ver más allá de lo evidente, a entender quiénes son sus alumnos, qué es lo que realmente saben y cómo fue que aprendieron lo que saben.

¿De qué maneras concretas se puede reflejar la documentación?

La forma en cómo documentamos y evaluamos afecta directamente todo lo que hemos instruido a nuestros alumnos. Por esto, es tan relevante dejar registro de lo que se piensa, porque puede servir de herramienta para profundizar aún más en los conocimientos. Sin embargo, esta tarea debe ser dirigida por el docente que realiza la actividad, para que la información quede bien registrada, completa y con claridad.

Es trascendental que los niños pongan en práctica la observación, pues estimula sus sentidos y así podrán compartir lo aprendido con sus compañeros, a través de diferentes medios, no solamente texto. Por ejemplo, la fotografía.

Para mí es muy común ver grabadoras en las mesas o niños con cámaras registrando lo que sucede en clases, o profesores tomando nota para hacer visible lo que sus alumnos han aprendido.

¿Qué es el aprendizaje visible y cómo podríamos darle forma a través del tiempo?

Es fundamental, creo que es una forma de moldear el conocimiento futuro. Bajo la perspectiva de los educadores con los cuales trabajé en Reggio-Emilia, los alumnos y los docentes pueden darse cuenta de lo que se está aprendiendo a lo largo de todo el proceso de formación. Entonces no se debe esperar hasta el final del año o hasta una prueba para saber qué está sucediendo en las mentes de los estudiantes. Me parece que el proceso de enseñanza es tan importante como el producto final.

Un ejemplo de esto puede ser cuando los estudiantes están en una actividad, apoyándose unos a los otros, haciéndose preguntas y construyendo sobre las ideas de los demás. Con esa información y con la supervisión de los adultos, podemos darnos cuenta de que en ese instante el aprendizaje sí está sucediendo. 

Incluso si alguien piensa distinto, el elemento importante aquí es que la documentación de los procesos que ocurren en la sala de clases sea la que entregue un punto de referencia para respaldar tanto su aseveración como la mía, entonces no tenemos que estar de acuerdo. Sin embargo, podemos referirnos a la misma documentación, a ese conjunto de herramientas, para verificar si está sucediendo el aprendizaje o no.

¿Cree usted que en la educación inicial se puede aplicar el aprendizaje visible?

Sí. Esto se implementó en las aulas de los colegios de Reggio-Emilia en el nordeste de Italia, con niños pequeños, desde seis meses hasta tres años.

¿Cómo un profesor podría potenciar esto en la sala de clases?

Es una pregunta que nunca podrá ser resuelta del todo. Recuerdo un proyecto en el que trabajé con profesores de educación media, los invitamos a que nos dieran ejemplos de aprendizaje visible en sus propios salones de clase.

Para esto, ellos trajeron videos de unas niñas dando la respuesta correcta. Pero hay que pensar, ¿dónde se sitúa realmente el pensamiento? Es en la acción de razonar, en la respuesta dada por un grupo de conversación grande o pequeño o quizás en un error que se ha corregido y no se repite, también puede estar en la reflexión de un estudiante sobre lo que aprendió. Cualquiera de esas opciones le sirve al docente para optimizar sus tareas.

Por otra parte, en relación al proyecto “Teoría del Juego”, ¿qué ayudaría a desarrollar una pedagogía para apoyar el aprendizaje a través del juego?

Los juegos corresponden a una manera esencial y poderosa con la que aprenden los seres humanos a cualquier edad. Muchos profesores lo usan para fortalecer el conocimiento, la experimentación y la imaginación en los niños más pequeños.

Entonces, ¿se podría decir que el juego en el aula sigue siendo relevante?

Sí, totalmente. El juego es una vía importante que nos ofrece la oportunidad de prepararnos para lo desconocido. Ahora bien, nosotros hemos analizado particularmente cómo utilizar el juego a modo de estrategia de enseñanza en los colegios. Y cuando se habla de esto en las escuelas, se debe reconocer la paradoja inevitable que implica el colegio como institución educacional formal y el juego como una estrategia natural de estudio.

¿Usted piensa que esto podría llegar a desaparecer?

Creo que no. Estas paradojas o tensiones en el conocimiento nunca van a desaparecer, de manera que el desafío recae en cómo podemos manejarlas, investigarlas e intentar reunir la riqueza de la etapa infantil fuera del colegio, con la construcción cultural de lo que la sociedad cree que es relevante que los niños aprendan (currículum).

Mi colega Ben Mardell  indica que la esencia perfecta de los juegos está en que lo que los niños quieren hacer coincida con lo que el profesor quiere que hagan exactamente. Y eso, nosotros creemos que es alcanzable. No es algo fácil, pero sí posible, y representa una visión optimista para el futuro de la educación y de la humanidad.

¿Qué le gustaría decirle a los docentes chilenos?

Que es imprescindible que los educadores puedan hablar unos con otros. El poder expresarse los ayudará a entender cómo aprenden sus estudiantes. La idea es analizar el trabajo de los alumnos y no simplemente los resultados de las pruebas. Es transcendental que conecten el aprendizaje infantil con el trabajo documentado, creo que es fundamental tomar en cuenta la belleza de poder enseñar y que los alumnos aprendan con este enfoque.



[1] Howard Gardner – “La educación de la mente y el conocimiento de las disciplinas, lo que todo estudiante debería comprender”. De Paidós, 1 edición septiembre 2012. Pág.101.

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