Una concepción integral de calidad, que es lo que hoy se busca imprimir a la educación chilena, implica disponer de procesos de diálogo y de participación que propicien el pensamiento crítico y reflexivo. Esto lleva directamente a la formación y para la convivencia, donde ningún actor de la comunidad educativa debe estar ausente. En […]
Una concepción integral de calidad, que es lo que hoy se busca imprimir a la educación chilena, implica disponer de procesos de diálogo y de participación que propicien el pensamiento crítico y reflexivo. Esto lleva directamente a la formación y para la convivencia, donde ningún actor de la comunidad educativa debe estar ausente.
En el transcurso del tiempo, la convivencia escolar cada vez se ha ido centrando más en el valor de la formación para la vida social y personal de los estudiantes, es decir, la mirada ha cambiado desde una lógica instrumental, donde éste era visto como sujeto de problemas, a una en la cual es un sujeto de derechos y tiene valor en sí mismo.
Por tanto, la convivencia pasó de ser como un conjunto de medidas reactivas para “normalizar” al estudiante y su entorno a algo muy diferente: una condición para lograr buenos aprendizajes.
Es decir, el aprendizaje desarrollado por el alumno a lo largo de su vida académica requiere de una “pedagogía (intención curricular, metodología y didáctica) de la convivencia” para revalorar y re- significar la formación que se imparte y cuya responsabilidad es de toda la comunidad educativa.
La convivencia escolar se concibe hoy como “un fenómeno social cotidiano, dinámico y complejo”, que se expresa y construye en y desde la interacción que surge entre los distintos actores de esa comunidad, mientras comparten un espacio social que va creando y recreando la cultura propia del establecimiento.
“Una escuela o liceo que sabe escuchar a sus estudiantes, docentes, asistentes de educación, padres, madres y apoderados; que abre oportunidades de participación; que reflexiona en torno a su quehacer y se entiende en la formación de sus alumnos; no nace por decreto, se conforma en la dinámica de las relaciones humanas. Es aquí donde el propiciar un modo de relacionarnos, de gestionar la convivencia escolar, cobra sentido”, señala Erika Castro, encargada del área en el Mineduc.
Lo que la escuela puede hacer
Los procesos de las prácticas pedagógicas y clima escolar, implementación y apropiación curricular (formación de competencias).
Existen diferencias entre clima y convivencia escolar: clima son las condiciones, los ambientes adecuados para que se den los procesos de enseñanza y aprendizaje, en tanto la convivencia escolar es un aprendizaje en sí mismo, aun cuando ambos conceptos se relacionan. Es relevante dar herramientas que propicien un buen clima, pero a la vez es importante que tanto dentro como fuera del aula los docentes intenten aprendizajes que apunten a la formación en convivencia.
La gestión y articulación de los instrumentos institucionales como el Proyecto Educativo Institucional (PEI), el Plan de Mejoramiento Educativo (PME), el plan de gestión de la convivencia y el reglamento interno en lo concerniente a convivencia.
Es importante, por ejemplo, que en el PEI se declaren como principios básicos el clima y la formación en convivencia, explicitando el resguardo del derecho a la no discriminación arbitraria (ley de no discriminación), y al pleno desarrollo de las potencialidades de los estudiantes, destacando la formación integral y de calidad, que no sólo contemple los conocimientos disciplinares, sino también la capacidad reflexiva y crítica, la creatividad e inventiva, el trabajo compartido, las habilidades deportivas y artísticas, entre otros.
“En los PME las declaraciones se deben materializar en objetivos y metas y éstas traducirse en prácticas pedagógicas institucionales. De esa manera avanzamos a un cambio cultural desde la propia escuela”, aclara Erika Castro.
Los cuatro enfoques que plantea la nueva política:
Enfoque participativo: se quiere relevar el sentido de comunidad, de proyecto común en el cual participan los distintos actores educativos y en ese contexto, se trabaja para fortalecer los espacios como consejos escolares, centros de padres y de alumnos, entre otros.
Enfoque inclusivo: promueve expresamente acciones orientadas generar transformaciones en la cultura, organización, discursos y prácticas pedagógicas que lleven a las comunidades escolares a reconocer y valorar todas las diferencias que les hacen parte de un mismo grupo.
Enfoque de gestión institucional y pedagógica: busca que los procesos de desarrollo planificado en la convivencia escolar posean coherencia, articulación y sinergia.
Enfoque de gestión territorial: debido a que se avanza hacia la construcción de una nueva escuela pública, cobra relevancia la revaloración y fortalecimiento de las capacidades territoriales a todos los niveles (regional, provincial, comunal) en cuanto a su capital social, económico y humano.
Estrategias de trabajo en terreno
Conformación de sistemas territoriales de gestión de la convivencia escolar.
Existe experiencia en relación con la implementación de acciones en convivencia escolar: trabajos en red, alianzas colaborativas con instituciones gubernamentales y no gubernamentales. Es importante fortalecer estas prácticas de gestión, a través de estructuras regionales, provinciales y/o comunales que las empoderen y retroalimenten.
Para ello se proponen acompañamientos, desarrollo de contenidos técnico-pedagógicos, programas de colaboración intersectoriales y soporte económico a los territorios en alianzas con las secretarias regionales y departamentos provinciales.
Formación y desarrollo de competencias profesionales de la educación.
La promoción de climas adecuados para el aprendizaje implica el conocimiento de estrategias, herramientas y competencias vinculadas a temáticas relacionadas con la convivencia, y a la gestión institucional y pedagógica de la práctica educativa. Esto es fundamental para el encargado de convivencia escolar, los supervisores, los docentes, los asistentes de educación y las duplas psicosociales.
En este marco se propone: “Un Modelo de Gestión y Formación en red para Supervisores, y Encargados Regionales y Comunales de Convivencia Escolar para una Comunidad de Aprendizaje Interactiva, mediante una plataforma que propicie el intercambio e interacción de los actores que participen en la comunidad de aprendizaje en red de la Convivencia Escolar”.
Este proyecto tiene dos objetivos puntuales:
> Pofesionales clave en la gestión de la covivencia escolar (supervisores, encargados de convivencia escolar a nivel regional o comunal, docentes, duplas psicosociales), que podrán acceder a las herramientas, tips, orientaciones conceptuales y pedagógicas, que la plataforma ofrece. Al ser un espacio de libre acceso, el universo son todos los actores del sistema educativo (municipal, subvencionado y/o privado).
> Supervisores y Encargados de Convivencia Escolar (regional, comunal) que forman parte de los sistemas de gestión territorial de la convivencia, quienes tendrán espacio exclusivo en la “Red de Comunidad de Aprendizaje”, donde contarán con acompañamiento tutorial, seguimiento y evaluación de la capacitación, incluida tres jornadas de capacitación presenciales de inducción.
Dentro de esta línea de trabajo se dictará además un curso B-learning para docentes, a través del CPEIP (Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas), en la temática de construcción de orientaciones para tener escuelas inclusivas.