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Pamela Fuentes: Una bióloga marina al servicio de la educación

A pesar que tiene una agenda bastante intensa -esta bióloga marina se encuentra cursando un magíster en didáctica de las ciencias experimentales y trabaja en el ámbito de la educación no formal haciendo talleres de ciencias en colegios, además de campamentos y ferias científicas- decidió inscribirse para ser tutora en una disciplina que conoce muy bien: la matemática. Hoy, con el apoyo de la Fundación Conectado Aprendo, hace clases online a un joven de 2° medio de un establecimiento municipal de la Región Metropolitana, cuyo sueño es estudiar medicina. Un esfuerzo que en ningún caso pretende reemplazar la labor del profesor, solo se trata de ayudar, desde otra vereda.

“A veces hay estudiantes que están atrasados con algún ramo o que les cuesta más algún ramo. Me pasó a mí en el colegio también, nunca tuve ayuda o los recursos económicos para optar a un profesor particular. Por eso creo que enseñar en modalidad tutorías, si uno tiene el tiempo y puede, es un gran aporte para los y las estudiantes de Chile”, afirma Pamela Fuentes.

Hoy, esta joven que vive en Valparaíso, hace clases online de matemáticas a un joven de 2° medio de un establecimiento municipal de la Región Metropolitana, cuyo sueño es estudiar medicina.

Reconoce que pensó que tendría más tiempo para planificar estas clases, pero se las ha ingeniado para contar con buen material y llegar bien preparada. “La Fundación Conectado Aprendo me ha ayudado mucho en ese sentido y, además, mi estudiante me va diciendo sesión a sesión lo que necesita ir reforzando o algún contenido que no le ha quedado claro -explica-. Cuando hizo la prueba de diagnóstico le fue mal y se desmotivó un poco; no sabía muchas cosas y se sentía inseguro en otras al momento de responder. Entonces, le dije que la idea no era que se desmotivara, que esto no tenía nota ni iba a tener ningún perjuicio para él, sino que nos serviría a ambos para saber qué tenemos que ir reforzando, identificar qué cosas le costaban más y en eso hemos estado trabajando”.

De todas formas, Pamela destaca que a su estudiante en general le va bien en matemáticas. De hecho, es él quien enseña a sus compañeros de curso en el colegio. “Ya llevamos cinco sesiones. Algunos de los contenidos que hemos visto juntos son raíces y también ángulos en geometría. Pero más allá de aprender eso, que es relevante, me interesa que se sienta seguro, pues duda mucho al resolver los ejercicios. Entonces, transmitirle más seguridad, que se dé cuenta de que él sí puede hacerlo, de que si le enseña a sus compañeros es por algo, es lo que más me interesa lograr con él”.

-Pero, ¿cómo se le puede transmitir a un alumno seguridad en sí mismo, autoconfianza, considerando que son clases online?

-Creo que es un trabajo lento, paulatino, pero no imposible. Yo he trabajado en varios programas virtuales y puedo afirmar que se consigue formar vínculos a pesar de la distancia. Creo que hacerle pensar y reflexionar acerca de cómo él trabaja diariamente puede ayudarlo a que se dé cuenta que sí sabe, que una cosa son las dudas al momento de resolver un problema pero que eso no significa que no sepa cómo hacerlo. 

-¿Y cómo un estudiante aprende a despejar esas dudas?

-En matemáticas es práctica, nada más. A mí esta asignatura se me da muy fácil, es algo natural, pero no a todos les ocurre lo mismo. Creo que el atreverse a equivocarse es muy bueno. Estamos acostumbrados a no equivocarnos, a que nos digan: “eso no se hace así”. Pero, ¿por qué no se hace así? Desde ahí pueden surgir preguntas que es importante aclarar.

Es válido equivocarse y aprender del error. Tan importante como decirle: “Tú puedes resolver esto” o “¿Cómo te imaginas tú que podríamos resolverlo?”

Muchas veces he dejado a mi alumno hacer los ejercicios como él cree y cuando no entiende algo, vamos solucionándolo en el minuto. Además, en algunos contenidos como las raíces cuadradas, hay algunas reglas que él no conocía y que ahora ha ido descubriendo. También lo hago reflexionar acerca de cómo se podrían, por ejemplo, sumar las raíces en ciertos contextos matemáticos.

-¿Cómo has visto a tu alumno? ¿Está motivado con estas clases?

-A pesar que llevamos solo cinco sesiones, he notado un cambio en él. Antes era muy tímido, no le gustaba hablar mucho. Ahora habla bastante más, me dice si no sabe hacer algo. Y cuando le doy un ejercicio complicado y le pregunto: “¿Te atreves a hacerlo?”, me responde: “Sí, quiero hacerlo, quiero intentarlo”. Por otra parte, uno le pregunta en las sesiones como ésta él, también le pregunto cómo está su familia, nos reímos de cosas cotidianas, porque la idea no es que estas clases sean algo demasiado estructurado. Todo eso hace que uno sea más cercana para el estudiante y que se motive más. Es una experiencia que, si en el futuro tuviese tiempo, encantada haría de nuevo.

-¿Qué ha significado para ti hacer estas clases de tutoría?

-A mí me gusta mucho enseñar. No me dedico a trabajar en aula, pero me gusta trabajar con estudiantes, me llama la atención su capacidad de asombro. Uno cuando es más adulta pierde un poco esa capacidad de impresionarse frente a cosas pequeñas. Entonces, ha sido super rico volver a conectar con un estudiante en forma personalizada.

-Pero en tu trabajo habitual, ¿estás en contacto con jóvenes?

Sí. El último campamento que organicé fue presencial, en el Volcán Osorno, con jóvenes de 1° a 4° medio de la Región de Los Ríos y de Los Lagos. No solo les transmitimos contenidos, sino que les enseñamos liderazgo, los empoderamos para que puedan seguir trabajando lo aprendido en sus comunidades.

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