Desde niña mostró interés por expandir sus conocimientos, siendo una ávida lectora con gran imaginación. Con los años, su pasión por la física la llevó al campo de la astroquímica. La Revista de Educación la entrevistó en exclusiva desde Países Bajos, donde conversamos sobre cómo modernizar el currículum educativo, entre otros temas. Allí se está preparando para defender su doctorado en Astronomía en la Universidad de Leiden.
Imagen: Gentileza Teresa Paneque.
Teresa Paz Paneque Carreño (26), más conocida como Tere Paneque en el mundo de las redes sociales, creció en un hogar sin televisión. Siempre encontró la manera de hacer volar su creatividad para inventar juegos y aprender. Uno de sus pasatiempos favoritos era enseñarles ciencia a sus peluches frente a una pizarra, mientras escuchaba canciones programadas en un piano que tenía batería.
La curiosidad la desarrolló desde pequeña, pues disfrutaba mucho leyendo. “Me encantaba ir a las bibliotecas locales a pedir libros de fantasía, de misterios, junto a mi familia”, comenta la astrónoma.
Nació en la ciudad de Madrid (España), mientras sus padres estudiaban sus posgrados. Allí vivió hasta los 5 años, aprendió a leer y escribir. Luego, la familia se trasladó a la ciudad de Glasgow, Escocia, donde continuó su educación hasta los 9 años. El año 2007 llegó a Chile a vivir con su familia y comenzó a estudiar adelantada, cursó 6º básico con 10 años.
Un currículum para el siglo XXI
Su experiencia en una escuela pública de Glasgow marcó su perspectiva sobre cómo debe ser la educación. Por esos años en ese país no existía la repitencia de curso porque el sistema funciona en base a alcanzar niveles mínimos de aprendizaje, es decir, si el alumno o la alumna quiere seguir aprendiendo más materia de la que debe adquirir para su nivel de edad, los profesores le proporcionan nuevos desafíos. Una modalidad que a Teresa le encantaba, ya que podía explorar más allá.
“Lo clave que tiene que hacer un currículum educativo, sin ser yo alguien que haya estudiado didáctica de la educación, pero en base a mi experiencia como niña al haber estudiado en distintos sistemas educacionales, es dar a los estudiantes la posibilidad de saber más, de profundizar en áreas de su interés. Para mí la meta sigue siendo esa escolaridad que viví en un colegio público en Escocia, que es una modalidad donde uno puede ir más allá en los conocimientos y expandirse”, agrega Paneque.
Comenta que allí los separaban por grupos que tenían por nombre: los círculos, los triángulos y los cuadrados. Entonces, por ejemplo, los círculos van a estudiar las pág. 5 y 6 del libro; los cuadrados, van a trabajar las pág. 10 y 11; los triángulos harán una guía. “Cada uno avanzaba en su tarea y en su área. Estamos hablando de clases de 20 estudiantes, con profesor y asistente de la educación”.
“Hay estudiantes que se preguntan: ¿Para qué me pasan el binomio del cuadrado perfecto si nunca más lo voy a ocupar en la vida? ¿Para qué me enseñan cálculo en la universidad si después todo lo voy a hacer a través de un programa? Ese tipo de cosas yo creo que sí son fundamentales. Cuando te enseñan matemáticas, así como ciencias, uno está desarrollando mucho más que un conocimiento específico”, dice.
Por otra parte, cree que es absolutamente necesario que el inglés se incorporé en el currículum desde el principio. “Aquí en Países Bajos, yo no hablo holandés ni alemán, hablo inglés. Todo el mundo lo habla como una segunda lengua, porque las personas, independiente de su trabajo, tienen muy buen nivel de inglés desde el colegio. Siento que deberían reivindicar el inglés en Chile, porque muchas veces se cree que solo puede ser hablado si lo haces correctamente, sería ideal, pero esa no es la realidad en el mundo. La gente conserva el acento de su país de origen, y eso no debería ser una limitante para las personas”.
Reportaje completo: en Revista de Educación N° 409.